Venezuela Concurso - Semana 22 - La casa de mi abuelo(a).
La casa de mi abuela quedaba en el popular barrio El Saladillo en pleno centro de la ciudad de Maracaibo, era una típica casa Maracaibera, con techo de tejas, zaguán y gárgolas, muy altas con grandes ventanales por el calor reinante en el sector. Colorida en su fachada y por dentro, poco amoblada, un viejo picó, unos muebles, comedor y algunas camas, pero una cocina repleta, de utensilios, pailas y cualquier implementos para realizar una suculenta comida.
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Su aroma dependía de la hora del día si era al amanecer a café negro recién colado, que se confundía con el aroma de unas flores de Berbería que mi abuela tenía en el patio las cuales desprendían su mejor olor en las mañanas. Si era al mediodía, olía a plátano asado, ya que en el horno se encontraban uno para cada integrante de la familia y el de las ánimas como solía decir ella, uno extra por si alguien más llegaba. Ya caída la tarde los olores se volvían a canela, ramita que se servía con café con leche y pan dulce, por la noche olía a paz, quietud, seguridad.
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Recuerdo con extrema ternura y felicidad como los sábados en la tarde mi abuelo iba buscar lo que llamaban un tira de hielo y un paquete de vasos desechables, ya mi abuela tenia preparados los jarabes de frutas, piña, cola, parchita, entonces llegaba la hora de cepillar el hielo para hacer cepillados o cepillaos, lo que en otras partes de país se conoce como raspados. Él tenía una habilidad especial para cepillar aquel hielo, se traían las coloridas botellas con los almíbares, se acercaban todos los niños de la cuadra, entre risas, juegos eran repartidos los fríos y refrescantes obsequios, había para todos gratis, claro los niños de la casa teníamos un privilegio los nuestros llevaban un “toping” de leche condensada. Lógicamente no alcanzaba para los vecinitos el remate igual a los de nosotros y un día hubo una cadena de llantos porque todos querían uno como el mío full leche condensada. Fue tanto el lloriqueo que el propietario de un pequeño abasto del barrio terminó donando 6 latas para que todos fueran iguales.
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Un legado de generosidad, desprendimiento y amor incondicional dejaron mis abuelos , dentro de su situación económica precaria, nunca dejaron de compartir un sábado con los vecinos los ricos cepillados, siempre dispuestos a ayudar y a mantener la unión familiar.
Para mi abuelo:
Mi ángel de la guarda particular
Inigualable tu cariño
Guías aún mis pasos
Un sinfín de recuerdos
En la casa hay de ti y
La paz de tu presencia en mi corazón.
Mi agradecimiento por esta bella oprtunidad a la comunidad #venezolanossteem y a quienes llevan una digna labor en ella @solperez y @marcybetancourt
Hola querida @aplausos. Hasta en estos recuerdos fluye la paz en tu lápiz, en tu tinta, o en tus teclas cuando escribes de tu abuelo.
Tus recuerdos son hermosos y en tu acróstico queda reflejado ese Ángel de la Guarda que llevó por nombre Miguel.
Ha sido un gran placer leerte. Un gran saludo :)
Mil gracias por estas especiales palabras admirada @marcybetancourt