Los días transcurren anhelando, nos perdemos lo grandioso del aquí y el ahora por anhelar. Si trabajamos en una oficina anhelamos el próximo ascenso o atravesando días agotadores con los niños anhelando que crezcan y sean auto suficientes, o la soltera que vive anhelando convertirse en esposa de alguien…siempre el futuro parece más emocionante….lo cierto es que solo contamos con el presente.

_{Imagen del concurso}

Aquella tarde Elena tomó una vez más la foto de su antiguo novio, ese que nunca volvió de algún lugar a donde se marchó dejando promesas de retorno. Había anhelado tanto que ya no recordaba. ¿Por qué? ¿Qué pasó? Eran preguntas recurrentes que llegaban a su mente cada vez que tomaba la fotografía. .. Dado que lo malo de los anhelos no cumplidos respetados lectores, es que se vuelven recurrentes, preguntas lanzadas al viento o espacios vacios en el corazón.

Ese día guardó (como siempre) la foto, encendió la vieja radio y escuchó a alguien que dijo: “el anhelo, el deseo es un contrato que haces contigo mismo para ser infeliz”…se detuvo a escuchar pues parecía providencial para ella…la voz continuo. Es humano desear y estar descontento ya que eso te moviliza a crecer pero opta por pocos deseos, (especialmente suelta los del pasado) quédate con aquellos más vehementes para perseguir y con el resto suelta las expectativas….Retornó a abrir el viejo estante donde guardaba por años aquella última imagen la rompió, la tiro a la basura…y sonrió.

@norat23