El camino de mi escuela a la casa, tuve dos rutas ya que estudié la primaria en un par de colegios. Voy a referirme a la primera desde 1 a 5 grado. Debo decirles que ese pasaje solo está intacto en mi recuerdo y en algunas viejas fotos de mi ciudad de antaño. Maracaibo en los años setenta sufrió la demolición del 60 por ciento de su patrimonio arquitectónico cultural tradicional, de manera que esas calles de mi transitar son actualmente avenidas, elevados, centro comerciales incluyendo mi colegio el cual era una joya centenaria patrimonial.

Comenzaba el recorrido, lo primero que pasaba era un puente (El Puente Gómez) el cual se encontraba sobre una cañada, todas las tardes tiraba sobre ese desfiladero a veces corría agua otras no, una moneda de 0,25 céntimos el llamado “medio” acompañado de mi respectivo deseo, eso se me ocurrió luego de haber leído que hay personas que hacen eso en la Fontana de Trevi en Roma, mi propia fuente particular era la baranda de ese puente, donde practicaba la ESPERANZA. Como a 100 metros de allí se encontraban las ruinas de un afamado Cine, el Delicias, me extasiaba mirándolas e imaginaba allí a Pedro Infante o Cantinflas mi mamá me había contado que en su juventud los vio en ese lugar, de esa manera IMAGINACIÓN se hacía presente.

Conmigo venían vecinitos y otros niños y obviamente el adulto que nos iba a buscar. Necesariamente debíamos pasar por un cementerio (ese aun se encuentra) El Cuadrado, desde la calle se observan aquellas enormes figuras de mármol, verdaderas obras de arte sacro, unas más lujosas que otras, en ocasiones se veían personas llorando abrazadas, cuando esto ocurría me quedaba con un sentimiento de tristeza compartido desde la calle, practicando la EMPATÍA, sentimiento necesario para coexistir.

Y al final lo más esperado, justo en la esquina de mi calle, la tienda de mi barrio donde vendían cepillao, (raspado, granizado) compraban uno para todos y todos para uno, practicando el COMPARTIR, compartíamos aquel necesario manjar para combatir el calor, también compartimos gérmenes que nos hicieron inmunes posiblemente, risas y alegrías. El recorrido a casa lo realicé acompañada de: esperanza, imaginación, alegría, empatía y lo importante de compartir, me di permiso para repartirles a ustedes un poco de esa ruta que quedó en mí para siempre…aunque hace mucho que no existe.

Invito a : @esthersanchez