Arte y escritura/ Semana 25/ Por @aplausos.

Ambas han dicho a sus maridos que asistirán al funeral de Don Marcos Ibáñez que se efectuaría en la catedral de la ciudad. Ellas no entienden que les pasa, existe una atracción de la una por la otra, se sienten pecadoras, cada mes buscan verse a escondidas, solo para tomarse las manos, mirarse largamente…sin más, saben que es amor, uno diferente, controvertido, pero amor, ese que no sintieron al casarse... fueron matimonios arreglados por las famílias.

Segregadas, acosadas y castigadas, sería su destino si esto se conociese. Su crimen: amar a una persona del mismo sexo. Eso ocurría en la España del siglo IXX, para Leonora y Ampara era una situación difícil de enfrentar, desde que se conocieron hace más de un año sintieron esa atracción la una por la otra, esa complicidad y ese sentirse tan a gusto juntas, solo que sabían que no era una simple amistad, deseaban besarse, abrazarse, nunca lo hacían y esa sensación de lo no cumplido las llevaba a encontrase una y otra vez, a escondidas, solo con la anuencia de quien las había presentado en Madrid en una exposición, el joven pintor Konstantine Korovin, el cual les cedía su atelier en un viejo edificio cada mes para su encuentro.

La imagen de las dos damas vigilantes de la calle para poder salir sin ser vistas quedó en la retina del artista, él sabía que no volverían a encontrarse pues marchaba al día siguiente para no volver, una vez más apoyadas una a la otra como no queriendo separarse, con la caricia no entregada y los besos obsequiados con palabras, decidió inmortalizarlas en una pintura. En verdad luego irían a la catedral a confesarse, todos los pecados, menos ese.

Invito a: @thais56