Comer, es uno de los 3 placer que a mi modo de ver tenemos en la vida, los otro 2 son dormir y hacer el amor. Cuando nos sentamos a degustar un delicioso plato de comida, sentimos el placer de los sabores y el amor con el mismo está hecho, comer y en cada masticación sentimos los sabores de cada una de las especies y verduras que llevan esta preparación, cuando comemos algo que nos gusta, liberamos Endorfina y Serotonina y sin duda alguna sentimos el placer de la felicidad, La cima del cielo pues.

Ahora bien, cuando comemos en compañía de esas personas que son toda tu vida (la familia) la felicidad es mayor y puede estar seguro de que en ese momento estas en la cima del cielo.

Mi familia antes de la pandemia, solíamos reunirnos en casa de mi mamà todos los domingos y siempre la ocasión era cualquier excusa para montar una olla y hacer sopa, pero nunca podía faltar la parrilla, este plato suculento que a todos nos vuelve agua la boca de solo pensarlo, en casa todos son maestro parrilleros y todos saben el sazón y todos saben el punto de la carne y todos saben todo y de todo, jejeje ellos dicen!!! Mi hermano, QEPD a él le encantaba estar llevando candela para hacer la parrilla, eso si! Esa parrilla llevaba hasta mal de ojo, porque llevaba de todo: carne, pollo, puerco, chinchurria, chorizos, ovejo, costilla de res, acompañado de yuca, masita, plátano, ensalada, queso, salsas, picadillo de gallo, el contorno era a gusto del comensal.

Siempre y después de cada bonche, en el boche o cada vez que se antojaba se hacía una parrilla, cuando los comensales eran muchos, aparecían los ricos pinchos, la idea era asar.