Saludos a esta casa de sueños posibles. En especial a @solperez, quien coordina este valioso concurso. Para esta edición 95, el invitado es el pintor Filippini. De él he escogido la obra:

Cicerón escuchaba atentamente a Fluvia, veía cómo movía sus manos, el brillo de sus ojos, la fuerza de su gestualidad; a pesar de no ser hombruna, no era esa la mirada que veía normalmente en otras mujeres, ella tenía un fuego muy especial.

-¿Entonces? -dijo Cicerón -caminando lentamente en círculo alrededor de ella -habla, y dime con detalle qué es lo que sabes, y no te atrevas a mentir, porque no te imaginas de lo que soy capaz.

-Siéntate un momento y escúchame con todos tus sentidos bien atentos_dice Fluvia_se cierne la conspiración más cruenta y terrible que te hayas imaginado, conozco todos los detalles, quiénes son los cabecillas, fechas, lugares de reunión, todo, Cicerón.

-Y por qué vienes a mí, qué tengo yo que ver con todo esto -dijo Cicerón, acomodándose la túnica y llevándose la mano al mentón.

-Tú eres el más grande, Cicerón, no hay orador como tú, nadie tiene tanta elocuencia; a ti te creerán, develaremos el plan y sacaremos provecho de esa situación, tendrás muchas prebendas por ello; tú, mejor que yo, sabes cómo son esas cosas -decía Fluvia a un Cicerón que caía entregado a su encanto.

-¿Y quién es el hombre que está detrás de todo esto? ¿Quién es la cabeza pensante? -pregunta Cicerón -ahora retomando su fuerza inicial.

-Catalina, Cicerón, es Catalina, quien de nuevo conspira, tengo todas las pruebas -dice Fluvia acercándose a Cicerón y poniendo con fuerza su mano derecha sobre el hombro izquierdo de él.

-Partamos de que todo eso sea cierto, que descubro a los conspiradores y me gano la confianza del emperador -dice Cicerón en tono reflexivo -¿y tú? ¿qué ganarías con todo esto, qué es lo que aspiras, Fluvia?

-Seré clara, Cicerón -dijo Fluvia repentinamente fuera de sí -quiero que algún día haya monedas acuñadas con mi nombre, la historia recordará a Cicerón como el más grande orador de todos los tiempos, y a mí como la primera mujer que tendrá su efigie en una moneda romana.

Es de madrugada, los años han doblado aún más la espalda de Cicerón, es su última noche de vida, sabe que al amanecer será ejecutado, la horca será su final, pero no teme, sabe que su espíritu es inmortal. Ha soñado con aquella reunión que tuvo con Fluvia hace ya tanto tiempo, y aún ese brillo de sus ojos lo cautiva.

Amanece, el sol se asoma, llamó al guardia para darle sus únicas pertenencias, dos libros, y un pequeño cofre con algunas monedas.

El guardia tomó los libros con poco interés mientras su sonrisa delataba el placer al acariciar las monedas, algunas de ellas con la efigie de Fluvia.

Fin

Me gustaría invitar a @dove11, @vasc0 y @albenis. Aquí la información