Y antes de que se venza el plazo para participar en este concurso que promueve @solperez, escribiré mi relato basado en la obra de Winslow Homer, titulada: Después del huracán, Bahamas (1899).

Yo era un niño de unos cinco años, siempre he tenido muy buena memoria, y ese acontecimiento en especial lo recuerdo muy bien, esa era una playa muy tranquila y de poca profundidad, íbamos todos los fines de semana, mi hermana, papá y yo; junto a mi padrino Rafael Carmona, Mirta, su esposa, y su hijo Rafaelito, quien era de mi edad.

Llegábamos los viernes y nos regresábamos los lunes en la mañana, era muy divertido, corríamos por la orilla, sacábamos caracoles y erizos; como el mar era tan manso nos dejaban bañarnos solos, allí éramos libres y felices.

De pronto los pescadores del lugar empezaron a pegar silbidos y gritos, papá, que era un experto en asunto del mar, corrió rápidamente y nos sacó casi a empujones de la playa.

Asustado le pregunté a papá:

-¿Qué pasa, papá? ¿por qué no sacas así de la playa?

-Càllate y corre -me dijo -que viene un mar de Leva.

Yo no veía ninguna necesidad de correr, porque todo se veía tranquilo, pero igual corrí, y me metí en la casa como me dijeron.

Y en unos segundos todo cambió, la brisa parecía que iba a tumbar la casa de palma, y el agua comenzó a inundar la casa; nos montamos en el techo.

Al amanecer ya todo estaba en calma, fuimos a la orilla y fue cuando mis ojos vieron aquella terrible imagen del naufragio de aquella embarcación, los cadáveres aún estaban allí, algunos flotando, otros en la arena; el mar, aunque ya más quieto, aún mostraba sus olas agresivas, que parecían decir:

-Yo no siempre soy mansa.

Nunca más fuimos a esa playa, y de grande he pasado algunas veces por allí, pero jamás me volveré a bañarme allí.

Fin