Amigos, llegué tarde al concurso de @solperez, en el que el pintor invitado era Jan Havicksz Steen. Pero, aún así realizaré mi participación. La obra que escogí fue: ***Niños haciendo bailar a un gato*** (1660-1679).

Recuerdo que teníamos un gato en nuestra casa, así como en casi todas las casas de la vecindad había al menos uno, aunque había vecinos que tenían hasta dos o tres; eran gatos bellísimos, sobre todo los angora y los siamesas. Pero, el gato más feo de todos, era el nuestro, tenía el pelo como si lo acabaran de bañar, un ojo mirando para un lado y otro para ninguna parte, cabeza enorme y cuerpo flaco, flaco, como si pasara mucha hambre.

Pero nuestro gato estaba con nosotros desde que éramos niños y lo queríamos mucho, le pusimos por nombre "Gato feo", y jugábamos con él, a mí me gustaba agarrarlo por las patas y ponerlo a bailar; a él no le gustaba. Por eso cuando me veía salía corriendo y se montaba en el techo, para que no lo obligara a bailar.

-Qué gato tan gafo -decía yo molesto con él porque no le gustaba que lo bailaran.

Estando yo en bachillerato, específicamente en la fiesta de fin de año escolar, tenía yo largo rato hablando con una muchacha que me gustaba, todos estaban bailando menos nosotros dos, el asunto era que yo bailaba muy mal, y no quería pasar pena con la muchacha y el resto de los compañeros.

La muchacha me dijo:

-¿Bailamos, Acosta? - estaba sonreída y mirándome fijamente a los ojos.

-Claro que sí -le dije -déjame ir primero por unos refrescos.

Menos mal que la casa tenía puerta trasera, porque por allí escapé de la fiesta, y de allí en adelante cada vez que la veía venir tomaba por otro lado para no toparme con ella, y nunca más obligué a "Gato feo" a bailar.

Con el tiempo "Gato feo" y yo nos hicimos amigos, de tal modo que no me huía, y dormía a mi lado todas las noches.

Cuando me hice adulto, aprendí a bailar, y bailaba mucho en la casa para hacer ejercicio, y "Gato feo" me quedaba viendo fijamente, un loro que teníamos en casa, cantaba con la música, y gato feo se quedaba cada vez más estático, como en catalepsia rígida, entonces fui comprendiendo, que los gatos, a pesar de ser los reyes del movimiento, del equilibrio y de la agilidad, no nacieron para bailar.

Fin