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No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:21 (RVR1960)

Shalom amados hermanos esta reflexión es un refugio para nuestras vidas, que muchas veces se nos hace un poco difícil, pero tenemos a ese alguien que para el señor no hay nada IMPOSIBLE para nuestro prójimo. Es querer a quien te ama, beneficiar al que te ofrece su ayuda, sonreír al amigo, dar cariño al que anteriormente te lo dio. Labores simples cada una de estas.

La complejidad empieza una vez que aquel amor se debe otorgárselo a quien no se ama, una vez que das tu ayuda ha de ser ofrecida a alguien incapaz de socorrernos. Nos resulta simple desprendernos de nuestro orgullo y despertar en otros el asombro que suele ocasionar lo inusual. Prolongar la mano hacia alguien que jamás supo ofrecerla y hallar en las señales de una muestra de incertidumbre aunque es molesto.

Y podría ser ingrato por nuestra parte conservar las manos en los bolsillos una vez que hay necesidad de cooperación, de solidarizarnos con ese que se muestra poco solícito hacia el favor. No resulta simple ofrecer amor a la persona rival, sonreír al fuerte que el malhumorado expresa su descontento sin razón aparente. No resulta simple pasar la página una vez que no consigues asimilar que el capítulo se ha destruido. Tampoco es simple mencionar que no a aquel enorme plan, pues entiendes que no es de la voluntad de Dios.

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Dejar nuestros propios anhelos, para lograr saciar los de otros, todavía es una disciplina pendiente, un peldaño costoso de subir. La recompensa a dicha generosidad no la hemos de aguardar en el reconocimiento impropio una gratitud que algunas veces no llega sino en saber que, todo lo cual hacemos por el bien de otros, es del agrado de Dios. Y por ello, ha de ser razón más que suficiente para sentirnos involucrados en la labor de una tarea nada fácil.

Hace poco oí una predicación basada en él coincide con esta reflexión de Lucas 10:25-37. En dicho escrito se nos cuenta un acto de amor de un hombre hacia su prójimo, un desprendimiento que deja una lección a poner en marcha. De nuevo esta parábola me golpeó en el corazón, instándome a quedar firme frente a dicha egoísta voz, que algunas veces me aspira seducir para que siga los preceptos de comportamiento de esta sociedad cada vez más materialista.

Somos prójimos, por esto he de mostrarme hermano con los prójimos amigos y con esos que no lo son. Sigue sin ser simple; sin embargo, nadie nos mencionó que esta travesía iba a serlo. Por esto, apoyar de nuevo una bandera de amor, intento derramar con mis palabras aquel componente; cada vez más poco, con el cual sazonar la tierra. Ya saben a qué componente me refiero. El componente de la SAL. Utilícenlo a diario para espolvorear este mundo, de amar a los prójimos de seguro con la aportación de todos nosotros mismos, esta enorme muestra nos va a ser más deleitoso de agradarle al señor.

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Do not be defeated by evil, but overcome evil with good. Romans 12:21 (RVR1960)

Shalom beloved brothers this reflection is a refuge for our lives, which many times is a little difficult for us, but we have that someone who for the Lord there is nothing IMPOSSIBLE for our neighbor. It is loving the one who loves you, benefiting the one who offers you his help, smiling at the friend, giving affection to the one who previously gave it to you. Simple tasks each of these.

Complexity begins once that love must be granted to those who do not love themselves, once you give your help it must be offered to someone unable to help us. It is easy for us to let go of our pride and arouse in others the awe that the unusual often brings. Extending a hand towards someone who never knew how to offer it and finding signs of uncertainty, although it is annoying.

And it could be ungrateful for us to keep our hands in our pockets once there is a need for cooperation, to show solidarity with someone who is not solicitous towards the favor. It is not easy to offer love to the rival person, to smile at the strong that the bad-tempered one expresses his discontent for no apparent reason. It is not easy to turn the page once you cannot assimilate that the chapter has been destroyed. Nor is it easy to say no to that enormous plan, because you understand that it is not God's will.

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Leaving our own longings, in order to satisfy those of others, is still a pending discipline, a costly step to climb. The reward for such generosity should not be expected in improper recognition, a gratitude that sometimes comes only in knowing that everything we do for the good of others is pleasing to God. And for this reason, it must be more than enough reason to feel involved in the work of a task that is not easy.

I recently heard a preaching based on it coincides with this reflection from Luke 10:25-37. In said writing we are told of an act of love of a man towards his neighbor, a detachment that leaves a lesson to start. Once again this parable hit me in the heart, urging me to stand firm against that selfish voice, which sometimes aspires to seduce me into following the precepts of behavior of this increasingly materialistic society.

We are neighbors, for this I have to show myself a brother with my neighbor friends and with those who are not. It's still not simple; however, nobody mentioned to us that this journey was going to be. For this, to support again a flag of love, I try to spill that component with my words; less and less, with which to season the earth. You know which component I mean. The salt component. Use it daily to sprinkle this world, to love our neighbors surely with the contribution of all of us, this enormous sample will be more delightful than pleasing the Lord.