Cuando, por fin cumplí los 6 años, me inscribieron en el kínder de la Escuela "Manuel María Urbaneja". Mi maestra era una chica joven y amorosa. Se llamaba Eva. Allí conocí a muchos amigos, incluso encontré a mi "primer amor". Un niño que me impresionaba por su fuerza física e inteligencia para armar rompecabezas.

En ese pequeño espacio, yo sentía que el mundo era "color de rosa". La maestra nos leía cuentos, y tenía un espacio con cajas, donde había vestidos de gente grande, tacones y maquillajes.

Recuerdo que ella decía: Llegó el momento de disfrazarse de "mamá"; entonces nos vestíamos con esos atuendos fabulosos, y actuábamos como "amas de casa". Amaba estos juegos.

Por su parte, los niños salían a hacer deportes a la cancha.

Yo era una de las mejores alumnas, ya que debido a mi deseo de ingresar rápido al Colegio, mientras papá enseñaba las letras y los números a mi hermana Rosita; yo los aprendía también, incluso más rápido que ella. OJO: Mi hermana era más inteligente que yo, pero no sentía interés por los estudios.

Rosita es tres años mayor que yo; y cuando yo cursaba Kínder; ella estudiaba tercer grado. Aún recuerdo cuando dijo en la casa que le iban a entregar el boletín. Esa palabra me gustó, y le pregunté: ¿Qué es un boletín?

-Ese es un papel que dice si uno es buen estudiante o no -respondió mi hermana Rosita.

Yo tenía tantos deseos de demostrar que era buena en los estudios, que le dije a mi hermano Freddy, quien recientemente había llegado de vacaciones del Ejército, que fuera a buscar mi boletín para que viera lo aplicada que yo era.

Yo soy la menor de la casa; y mi hermano me quería mucho. Bueno, aún me quiere, jajaja. Pero, él no es muy detallista. Sin embargo, me dijo que iría a la escuela a buscar el boletín, y que si era verdad que yo era una de las mejores, me compraría un helado.

Yo estaba muy emocionada; y cuando vi a mi hermano llegar a la escuela vestido de militar, me emocioné mucho. Era como ver a un "Príncipe azul". Él se acercó a la maestra Eva y le preguntó por mi boletín. Ella le dijo que en Kínder no se entregaba ese documento, que eso era a partir de primer grado. Pero que yo era una de sus mejores alumnas.

Mi hermano tenía mucha pena. Se sentía ridículo; y yo no sabía qué hacer. De todos modos, me llevó a comer helado, y esa vivencia la recuerda siempre, sobre todo cuando está tomado, jajaja.

Luego cuando llegué a Primer Grado, me dio clase la maestra Omaira, quien, casualmente, era la mamá de la maestra Eva. La experiencia fue muy linda. En ese salón estábamos los mismos que habíamos estudiado en kínder.

En segundo grado, como algunos niños comenzaban a crecer más que otros, nos ubicaron por los tamaños. Así me separé de mi primer amor, jajaja.

Pero saben qué, cuando cumplí 10 años me desarrollé y crecí rápido. De modo que volví a estudiar con mi primer amor, en cuarto año.

No les miento si les digo que desde los diez años hasta ahora mido lo mismo, jajaja. Creo que me "pasmaron" de tanto decirme que iba a ser "espigada". Lo único que seguía creciendo era el pie, jajaja. Mido 1,54 cm. y calzo 38, jajaja. parezco al "Gato con botas".

Bueno, en cuarto grado, si bien aprendí nuevas operaciones matemáticas: dividir y multiplicar con dos cifras. También comencé a dar muestras de "cuaima". Le sacaba fiestas a mi "chico fuerte", a quien la maestra le dio un cordoncito para que controlara a los más desobedientes; entonces yo me convertí en una "rebelde sin causa" para retar a mi "chico", y demostrarle que no tenía bríos para castigarme.

Esa situación se tornó tan incómoda que la maestra Nivea tuvo que llamar a nuestras madres para hacerles saber que nosotros nos habíamos declarado una guerra que era más de amor que de odio.

Ambos escuchábamos lo que decía la maestra a nuestras madres; y desde allí comencé a admirar a la maestra por su capacidad de "adivinar" todo lo que yo sentía, jajaja. Como dice el refrán "Más sabe el diablo por viejo, que por sabio".

En quinto grado, "mi chico" y yo nos separamos de nuevo. Él se fue al planeta de los gigantes y yo fortalecí mi personalidad de "liliputiense", una miniatura de gente, jajaja.

La separación me hizo bien, como ya no tenía a quién demostrarle mi carácter, y siendo buena estudiante, fui nombrada "Delegada de curso". Buscaba la carpeta para que la maestra pasara la lista de asistencia, asesoraba a los alumnos que iban con bajas notas; y el "egocentrismo" propio de la edad le dio paso al "pensamiento abstracto".

Salí de la Escuela a los doce años. Mi chico amado y yo estudiábamos en el mismo Liceo, pero caso no lo veía. Yo estudiaba en la Sección "A" y él en la "E".

Luego tuve mi primer novio formal a los 13; creo que era bastante precoz. Cuando cumplí mis 15 años, invité a mi "amor de la escuela" a mi fiesta. Pero, yo pasé toda la noche bailando con mi novio, mientras él era el motivo de burlas de los amigos de la Escuela a los que invité.

Estando en cuarto año terminé con mi novio, y cuando mi "primer amor" lo supo, me declaró su amor. Incluso me dedicó esta canción: