SEC-S18W1/La vida es una canción

La música ha acompañado la vida del hombre desde tiempos remotos, desde aquellos rústicos tambores y cuernos pre históricos, ha sido expresión no solo cultural sino además emocional. Es capaz de acercarse al corazón de quien la escucha provocando reacciones desde la alegría enorme hasta la melancolía profunda. Lo hace a través de sus atributos el ritmo, la melodía y la letra de una canción, en caso de no ser solo instrumental. Obviamente no escapo de esa propiedad de la música, hay canciones que conmueven profundamente mi sentir hasta el llanto, otras que emiten unas ondas de euforia que ocurre lo contrario ganas de cantar, reír, bailar, soy muy susceptible a las notas musicales. Por otra parte ha sido compañera siempre, la escucho con frecuencia y desde muy niña.

_{Imagen propia editada con Power Point}

Hay una canción que me recuerda a mi madre, quien ya no se encuentra en el plano terrenal, porque ella solía tenerla como referente en su vida, como el marco o la banda sonora de su existir es una de Sandro, una Muchacha y una Guitarra, creo que le gustaba el coro: “no quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad”

Cuando tenía 12 años mis padres me dieron de regalo un tocadiscos portátil (eran los años setenta) para mí fue prodigioso, escuchar la música en el lugar que quisiese, el aparato trajo un disco de acetato de 45RPM, la melodía es en ingles: I Say a Little Prayer, cantada por Aretha Franklin, sin duda un recuerdo imborrable.