Siempre he admirado a los escritores, muchos no pueden vivir de ello. Si no me creen basta con leer la biografía de mi admirado Gabriel García Márquez, el tuvo que escribir muchas columnas en los diarios para hacer su día y llevar comida a su mesa. Claro hasta que ganó el premio Nobel que ya la cosa mejoró.

Así que cuando leo algún post por aquí se cuánto sacrificio han realizado algunos para estar aquí, un trabajo de día y de noche (bueno eso fue antes de la pandemia) y llegar a casa cumplir con sus labores como padres, esposos e hijos y tener suficiente fuerzas para sentarse a escribir.

Escribir se vuelve un vicio, una necesidad, un alivio a un espíritu que desea expresarse en forma visual. La escritura entra por la vista y se vuelven palabras en nuestro cerebro e imágenes que no podemos evitar que se formen a medida que suenan las ideas.

Sé que nos sentamos aquí un poco cansados, a veces sin saber que escribir y al mismo tiempo con mil ideas que se formaron durante el día en tu cabeza, tal vez no los anotaste y en este instante sentado allí esfuerzas tu mente para recordar. Pero tienes tanto tiempo escribiendo allí, que sabes que al teclear algunas palabras las siguientes vendrán sin esfuerzo alguno, una tras otra, con sentimientos, con sabiduría, con entusiasmo.

No somos esos escritores ganadores de premios, nuestra lucha es diaria, primero en una Venezuela colapsada en nuestros espacios y luego nos cayó la pandemia como si fuera poco. Somos unos sobrevivientes, unos duros y que nadie nos diga lo contrario.

Gracias @naylet por tan hermosa imagen @sacra97

Separador regalo del amigo y artista @alarconr22.arte

La fotografía fue tomada con mi celular Motorola G4

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