La alta edad media. La sociedad feudal. Parte 1.
La minoría privilegiada.
La nobleza y el clero eran una parte muy pequeña de la población, pero eran los dos estamentos privilegiados frente al mayoritario pueblo llano. Los noble eran militares y poseían grandes extensiones de tierras. La nobleza se dividía en dos grupos: la alta nobleza (duques, marqueses, condes, vizcondes y barones) y la pequeña nobleza (los caballeros). El clero también estaba dividido: un reducido grupo, hijo de nobles, constituía el alto clero (cardenales, obispos y abades), mientras la mayor parte de los religiosos (sacerdotes, monjes y monjas) pertenecían a bajo clero, eran hijos de campesinos y vivían muy humildemente.
Los castillos.
Los nobles, como los reyes, solían vivir en castillos que, si bien inicialmente eran construcciones muy austeras, poco a poco se hicieron más confortables. Este tipo de fortificación fue muy abundante durante toda la Edad Media. Buena parte de los castillos no eran más que torres fortificadas con puerta alta y rodeada de murallas. Pero también los había, ya en el siglo XII, con distintos edificios y torreones, capilla, patios, cisternas, cuadras, muro, puente levadizo y foso. Su función elemental la de la defensa del rey o del señor feudal y su discípulos, aunque también servía de almacén de riquezas y de material bélico, e incluso como centro administrativo.
La vida monacal.
Los monjes vivían comunitariamente en monasterios y tenían que obedecer unas normas muy estrictas que regulaban todas las actividades del día. Los monasterios tenían un espacio fundamental aparte de la iglesia: el claustro, alrededor del cual se disponían las distintas dependencias del edificio, como la sala capitular (un lugar de reunión), la cocina, el refectorio o comedor, la biblioteca, la bodega, el dormitorio comunitario y las dependencias del abad. Los monasterios disponían de tierras a su alrededor y tenían también una gran importancia cultural, puesto que en sus bibliotecas se copiaban y se conservaban textos antiguos.
La regla de San Benito.
La de San Benito era la regla más importante que regía la vida de los monasterios medievales. San Benito había fundado el monasterio de Monte Casino (Italia) y hacia el año 530 redactó una regla para sus discípulos, cada vez más numerosos. La regla de San Benito combinada la oración con el trabajo manual en las zonas de cultivo y el trabajo intelectual en la biblioteca. Los monjes de los monasterios que seguían esta regla denominaban benedictinos.
