LOS DELITOS MÁS GRANDES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN AMÉRICA (PRIMERA PARTE)
LOS DELITOS MÁS GRANDES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN AMÉRICA
(PRIMERA PARTE)
Hoy cuando los años han volado como el viento, y los
Hombres de bien ocupan la mente de los historiadores,
Plasmando en el blanco papel, hablan de lo divino de
lo humano, hasta del bien y del mal.
Cuando en el laberinto de la confusión espiritual se
oyen expresiones de inconformidad, por las acciones
amorales de las cuadrillas españolas del clero romano
en las masacres inquisidoras,
Es cierto que para el hombre común la historia de los
pueblos, sea cual fuere su desenvolvimiento, se convierte en memorial trascendental para sus generaciones, recordar sus héroes y líderes, enriquece el acervo cultural de las generaciones.
Los sucesos ocurridos en América Latina en los tiempos de la mal llamada Santa inquisición, son hechos que dejaron una profunda herida en la historia de nuestros pueblos.
Nuestra América no0 ha tenido tantas páginas nobles en su historia, donde los famosos escritores e historiadores, encumbren sus mentes y narrar los más bellos episodios de paz y comprensión social.
En nuestro territorio sucedió lo más horripilante y bochornosa cultural religiosa en los anales universales de la historia, los que considero delitos de lesa humanidad, que aunque en la actualidad los tribunales internacionales, tratan de juzgar los más recientes casos de nuestra era, no mencionan los cometidos por el imperio romano que destruyó las costumbres naturales de nuestros coterráneos, imponiendo la violación de los Derechos Humanos con las armas de la inquisición despiadada y aplicada por hombres descorazonados que mataban sin contemplación. Ese tiempo, cuando los nativos fueron el blanco de las masacres y exterminios, luego en la misma ambición de los hambrientos colonizadores, introdujeron africanos, para marcar en su historia la más horrenda esclavitud corporal y de conciencia. Se ensanchó a la dimensión de los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía, la guerra más horrenda, la de las torturas y genocidios de los soldados inquisidores del romanismo.
En esta triste época donde nadie podía leer las escrituras, ni aun poseerla, porque era considerado digno de tortura y juicio moral, presuntamente por violar los preceptos de Dios, ideología pagana embutida en la vana esperanza de los dioses muertos. Fuimos conquistados políticamente por la nación española y al igual que todos los pueblos de América se nos esclavizó en lo humano, costumbres y normas paganas, importadas como cualquier producto comercial en este tiempo de cambios, transformaciones sociales, políticas y tecnológicas.
América fue ocupada por los invasores españoles, en mano de los diferentes conquistadores, iniciando por las islas del Caribe a comienzo del siglo XVI y lentamente se fue extendiendo a tierra firme, desde la península de la Guajira hasta el Golfo de Urabá territorio colombiano.
Fue en 1499, siete años después que Cristóbal Colon, visitara tierras de América, cuando llegaron expediciones a las tierras latinoamericanas, donde empezaron a capturar indios nativos para llevarlos como esclavos a las islas caribeñas, donde los españoles tenían sus asentamientos.
Estos pobladores del territorio que hoy disfrutamos, eran bastantes belicosos, lo que dificultó a los españoles llevar a cabo de manera exitosa sus expediciones.
Habitaban muchos grupos en esa zona, siendo uno de los más sobresalientes los Taironas, con mucho conocimiento de organización social y espacial.
La esclavitud material de todas aquellas tribus de nativos era el foco de atracción de los conquistadores españoles, no solo en las tareas materiales de sus intereses, sino en implementación y difusión de sus costumbres y creencias religiosas. Estos dejaron de adorar a sus dioses naturales como Chía diosa de la luna, Ramiriki del sol, Bachué, según ellos diosa creadora de la
humanidad, Bochica dios civilizador controlador del agua, blanco anciano y portador de un “cetro poderoso”; Yuruparí, hijo del sol. Muchas creencias invadían la mentalidad de los aborígenes masacrados por los españoles a llegar al territorio americano; pero la forma de actuar y de pensar de los nativos en sus diferentes dioses, fue aniquilada por los conquistadores españoles, quienes con orientación de la Iglesia Romana, impusieron sus herejías y tradiciones, originadas en el Vaticano.
Después de fundar varias ciudades e imponer sus herejías, la iglesia romana hizo uso de las más deprimentes y vergonzosas costumbres de aniquilamiento a la sociedad, imponiendo sus tradiciones y dogmas, originadas en profundos errores doctrinales, llenos de paganismo.
El Rey Felipe III implantaría en 1610 el “Tribunal de
Penas del santo Oficio de la Inquisición en la ciudad de
Cartagena”. En ese tribunal se practicaban las más aberrantes acciones y medidas jamás vistas en la historia de la humanidad.
Con armas brutales violando los Derechos Humanos aniquilaban a los que no compartían con sus monstruosas prácticas de paganismo y ofensa a Dios.
Con sus escalofriantes aberraciones de arrasar con todo aquel que no practicara el libre albedrío en toma de decisiones con base en la mal llamada “fe”, implantaron el tribunal inquisitorio en la ciudad de Cartagena en 1611, centrando su trabajo en causas de presuntas prácticas de “brujerías, blasfemias y bigamias. Del tribunal de Cartagena dependían los arzobispados de Santa Fe, Santo Domingo, Panamá, Santa Marta, Popayán, Venezuela, Puerto Rico y Santiago de Cuba, es decir, desde allí ordenaban sus masacres en contra de sus opositores doctrinales.
La guerra que exterminó a los cristianos durante el siglo primero, había sido implantada en el Nuevo Continente, no para destruir a los seguidores de Jesucristo, pero si para torturar y matar a los nativos y nuevos habitantes de América que no compartían la aberrante práctica de la idolatría y los dogmas romanos.
Los acusados eran encarcelados sin ser escuchados, los condenaban en fríos y horribles calabozos llenos de insectos, ratas y los fétidos olores de sus excrementos. La comida que les daban era pan duro con agua sucia. Un acusado que se negaba a confesar, era dejado en los calabozos oscuros por varios meses y hasta por años. Lo esencial para los jueces era conseguir la “confesión” de los acusados, lo que condujo, a mediados del siglo XIII, a la utilización de la tortura. Estando en las mazmorras del tribunal, “el presunto hereje” se enfrentaba a múltiples torturas, siendo incitado a confesar el delito” que aún no había cometido. Si el hombre o la mujer “hereje” admitía las acusaciones se le prometía misericordia y su muerte sería más rápida. La mayoría de torturas se les hacía a los acusados estando desnudos.
Mientras la víctima era torturada, el sacerdote o ministro realizaba preguntas y el notario tomaba notas. La tortura duraba hasta que la víctima “confesaba”. El torturador debía tener mucho cuidado de no matar a la víctima antes que esta confesara, ya que si esto pasaba Dios perdería un alma.
Si la víctima no “confesaba” en la primera ronda de torturas, era llevada a su celda para que pueda recuperar fuerzas y poder volver otro día. Cada ronda sería más brutal que la anterior. Una vez que la víctima “confesaba”, generalmente porque no aguantaba más las torturas se la condenaba a muerte.
Además de aplicar la “justicia” en términos religiosos, fue
Un instrumento de la Corona Española para poder ejercer una presión e influencia políticas en todos los sectores que estaban bajo su dominio, en alianza con el aniquilador imperio Romano.
Muchos tormentos, para sacar “confesiones,” se aplicaron en Cartagena; entre ellos: el potro, el cordel, el jarro de agua, la gota de agua, etc. Uno de los delitos más perseguidos en Cartagena de Indias fue la brujería, que se practicaba bastante.
CONTINUARÁ