Capítulo 1: La llanura

Y ahí se encontraba, mirando al cielo, se sentía extraño, como si observara un inmenso mar en el cual podía verse casi reflejado. No recordaba su nombre ni como había llegado a ese lugar.

El lugar era una especie de llanura cubierta por verdes pastos y flores que cubrían todo el suelo a kilómetros de distancia de donde se encontraba; también eran de admirar las enormes formaciones montañosas que muy a lo lejos podían distinguirse, con escarpadas subidas y cubiertas totalmente de arboles hasta que se topaban con la tundra, poco mas arriba empezaba la blanca nieve que brillaba con el reflejo de la luz solar, pero que la misma no podía derretir por el frió que a esa altura se encuentra.

Las nubes adornaban el cielo azul y se encontraban dispersas por todos lados, podía verse como se acumulaban cerca de las montañas y eran atravesadas por las aves que todo lo veían desde la impresionante altura que estas podían alcanzar. Casi hipnotizada por este ambiente magnifico, la chica se levanto y sacudió su franela blanca y sus jeans negros, de inmediato sintió una extraña sensación, como si le faltara algo en sus bolsillos, pero sin saber exactamente que.

El viento soplaba y rebelde cabello, un poco largo pero no pasaba de sus hombros se movía en armonía con este, y el calor del sol de mediodía era opacado por la fresca brisa que chocaba con su piel morena y era una sensación completamente relajante. Un poco confundida miro a todas las direcciones posibles pero no vio nada mas que la escena antes descrita, la chica no sabia si quedarse ahí o echarse a andar en alguna dirección aleatoria.

Pasada la sensación de asombro ante tan espectacular escenario su razón empezó a trabajar y en su cerebro se hicieron mil y un preguntas, casi todas concernientes a el propósito de estar ahí, porque no recordaba nada, que acción debía emprender, en fin, preguntas típicas que cualquiera se haría ante tal situación; su corazón empezó a acelerarse y los nervios fueron tomando control de su cuerpo. "Es un sueño" pensó, como toda persona normal lo haría, y como era de esperarse, clavo sus dedos y se pellizco la piel unas cuatro o cinco veces antes de aceptar que estaba completamente lúcida.

Se sentó en la hierba y empezó a hiperventilarse, entonces la chica oyó una voz detrás de ella y casi a su misma altura, (sino que por debajo) que le dijo:

-Hey tu!.

La chica empezó a relajarse al oír la voz de alguien, cuanta no seria su sorpresa al lentamente darse la vuelta y no ver nada mas que un gato negro con una mancha blanca en su ojo derecho. Lo habría ignorado y hubiese pensado que ya estaba mal de la cabeza si no fuera porque el susodicho felino la miraba fijamente, y ella quedo perpleja por unos segundos antes de soltar un leve grito y empezar a arrastrarse de espalda mirando al gato.

El animal, con total tranquilidad abrió su hocico, la chica esperaba que fuera a maullar, pero lo que recibió fue al totalmente diferente.

-Oye estas bien?

La chica, al oír y ver eso grito del susto y su corazón se acelero de tal manera que no podía ni moverse. El animal, notando esto, rápidamente salto hacia su regazo y se echo allí. La chica empezó a calmarse y sus nervios bajaron poco a poco.

-Siempre funciona jeje -Dijo el gato un poco risueño- calma a cualquiera.

Es cierto, nunca se debe subestimar el poder de relajación que tiene un gato sobre el regazo. La chica, con un poco de miedo latente en su corazón pero ya mas relajada le dijo:

-O.. Oye, t.. Tu puedes hablar?

-No es obvio? -Respondió el gato.

-Y do... Donde estoy?

-Pues en otra dimensión evidentemente.

-Otra dimensión?! -Respondió la chica casi alterada-.

-Si, que acaso no oyes bien? Seguro que la invocación daño tus oídos durante tu venida.

La chica no supo que responder a eso. El gato, aun acostado dijo:

-Veras, se que ahora estas confundida pero te acostumbraras, a todos les pasa igual. Ahora, acaríciame, hace rato que nadie me acaricia y las caricias son vitales en la vida de un gato.

La chica, un poco desconfiada empezó a acariciar la espalda del animal. Entonces le pregunto:

-Oye, y que hago aquí?

-Pues la verdad yo tampoco se, solo me ordenaron cuidarte y guiarte.

De repente el gato se sobresalto y le dijo a la chica:

-¡DETENTE, PÁRATE Y EMPIEZA A CORRER DETRÁS DE MI! ¡AHORA! ¡YA!.

-Porque que pa-

-No hay tiempo de explicar si te matan a ti me matan a mi!

Entonces, la chica detrás de si escucho un gran rugido, pero no como el de un león, mas bien el que uno esperaría de un dinosaurio. Se congelo y se puso pálida, volvió a empezar a temblar. El gato salto sobre su cabello y clavo sus uñas de manera que se agachara por el jalón, entonces sintió como algo grande pasaba sobre ella, el viento casi la lanza, y por poco pudo sentir su escamosa piel rozando su cabello, si no fuera por el gato quien sabe que habría sido de ella (y del gato).

Tan pronto como paso esa cosa como un cocodrilo con alas, el gato se bajo de su cabeza y empezó a correr, por la conmoción del momento no oía nada pero sabia que el gato le estaba gritando que le siguiera. Corrió con toda la fuerza que tenia, y en un momento volteo hacia atrás solo para ver que la criatura que la perseguía era un temible dragón dispuesto a comersela.