Recostado en el umbral de una puerta, en una casa de campo, se encontraba un sujeto sacando filo con su navaja a un trozo de madera.

Por detrás, lentamente, se le acercaba su hermano menor, con la intención de darle un gran susto. Sabía que su hermano mayor solía ser muy nervioso, y que al mínimo estímulo, se sobresaltaba espantado.

Muchas veces había visto como gritaba despavorido y manoteaba como hombre que se ahoga en un lago, cuando alguien le daba un buen susto. Se imaginaba que esta vez se divertiría mucho viéndolo gritar y saltar de miedo.

Poco a poco se preparaba para golpearle las costillas con sus dedos, a la vez que le decía en voz alta un “¡Zap!”.

El hermano mayor seguía incauto, con su navaja en mano afilando cuidadosamente la madera; creándole una punta muy filosa, sin imaginar lo que pretendía hacerle su hermano menor.

Faltaba poco para tocarlo, el menor se preparaba para el gran grito, cuando el mayor muy calmadamente y sin voltear dijo: —Bill, sé que estás allí detrás; ¿Qué pretendes muchacho?

Bill no podía creer que lo hubiera descubierto, se acercó tan calladamente que no esperaba ser detectado.

—¿Pero cómo supiste que estaba detrás de ti hermano? —pregunto Bill decepcionado, dejando caer las manos y bajando la cabeza.

—Te detecté por tu esencia hermanito —respondió el mayor con media sonrisa en el rostro.

Bill se miró la mancha de sudor que tenía debajo de ambos brazos y supo a cuál esencia se estaba refiriendo.