Día #2 - La Visita

.- Lunes 5:23 am

Un gélido ambiente en la habitación, no permitía que Harumi siguiera durmiendo, en estos días del año la provincia de Osaka es un Iceberg, que deja colar sus manos por toda la ciudad, su perro, un hermoso Akita, a quien llama Weku, cuyo nombre en dialecto Kansai significa: Aliento de Dragón, estaba más inquieto de lo habitual, como una alarma, no dejaba de lamer el rosado, perfumado y terso pie de Harumi, que sobresale de la cama, logrando que la belleza de aquella diosa se levantara, y a medio vestir eclipsara la habitación con la desnudez que emanaba de su derrière .

.- 7:35 am

Harumi se encuentra revisando el correo electrónico, ve con asombro un mensaje urgente que dice en el asunto: Recuerde visitar hoy a las 2:30 pm el Shibari Dojo, una vez abierto el mensaje, puede leer la dirección del Dojo, así como la ubicación de la tienda donde deberá adquirir el Kit Shibari, en ese momento recuerda que no había investigado el significado de la palabra: SHIBARI,cuando ingresa al buscador de su laptop y coloca la misteriosa palabra, sudorosa procede a leer aquel mar de información, que como un Tsunami se estrella en sus pupilas, entrando en shock, y acelerando su respiración, que agitada le proyecta un caleidoscopio de imágenes confusas, que no logra entender.

.- 2:30 pm

Llegando al Dojo Shibari, Harumi aun con la respiración entrecortada y agitada, recibe un baño de serenidad y plenitud al ver la fachada de aquel Dojo, imponentes, ve dos leones Shisa, (Guardianes de Templos, en el Japón feudal) de 4 metros de altura cada uno, que custodian las inmensas puertas de madera de teka, ya al frente de las grandes puertas, estas se abren, una vez que unas cámaras de cctv escudriñan su automóvil y su cara, después de estacionar su auto, percibe que su respiración ya era normal, con sorpresa ve acercarse una joven y bella mujer, quien se presenta con el nombre de: Fakuku, quien la conduce por inmensos jardines Zen, hasta llegar a una inmensa puerta negra, muy fragante de madera de sándalo, la cual le recuerda el aroma de su jabón de baño, una vez adentro el asombro y el estupor hacen que su respiración se vuelva a precipitar, al ver una sala de unos 30 x 30 metros cuadrados recubierto por un tatami cuya geometría interior es una flor de loto, y las paredes adornadas con sogas de yute y cáñamo, que le recordaban la impactante información que había leído en su laptop...