Despertando en aquella mañana, donde el cielo inmensamente azul estaba, me encontré pensando conmigo misma de la misma forma en que siempre hablo conmigo. De noche o de dia, charlas interminables, de esas que al alma impregnan de nostalgias y alegrías.

Dentro de ese cielo despejado y con mi mirar puesto en el solo te pensé esperando que, en ese instante, tú también mirases el cielo inmensamente azul y que también estuviese despejado, que recordarás todo lo que anhelamos y soñamos y que, aun cada quien por su lado, fuese logrado.

Un tomar de las manos, en silencio. Una canción que nos dijera Te Quiero!!! Solo eso bastaba para que mi corazón se llenase de latidos súbitos estallando en risas. Esa, tu risa amplia y compartida, esa tu risa siempre bienvenida. Cuando te fuistes, decisión tomada, te llevastes mi alma y mi almohada pero aun en mi esta toda tu semblanza, con metas y logros, y con tu sonrisa dorada.

Aun, en mi añoranza, tu risa me acompaña.