Una noche fresca

La noche estaba bastante fresca, no tanto para abrigarse, pero para algunos era opción así como para mi, que venía sufriendo de una gripe desde hacía ya varios días. En mi mano, una bolsa cargada con lo que iba a ser mi cena-desayuno, unos cuantos panes en la bolsa y un jugo de medio litro para complementar (De naranja -por supuesto-)

Ya el día había sido bastante tedioso teniendo que enfrentar a los clientes en el trabajo que parecieran no entender las explicaciones que les damos sobre el servicio que ofrecemos y siempre llegan con cosas extrañas.

Al llegar a la esquina que cruza con mi apartamento, veo a un niño sentado en la esquina solitario, realmente no estaba acostumbrado a darle a los niños de la calle, pero algo en el llamó mi atención, debido a que su ropa se veia de calidad y no se veía golpeado por los días de la calle. Me acerque a preguntarle donde estaban sus padres a lo que me respondió que su madre había muerto hace dos días y su padre no paraba de beber, y que había salido a la calle en busca de algo para comer esa noche el y su hermanita.

El impacto que causaron estas palabras en mi fue grande y no dude dos veces en pedirle que me llevara a casa para acompañarlo y al llegar me presento a su pequeña hermanita, era apenas una bebé de un año. Admirado de la valentía de este pequeño niño me ofrecí a darle lo de mi bolsa, acto seguido el niño me abrazo y se llenaron de lagrimas sus ojos, y me dijo, gracias señor, usted ha asegurado que esta noche comamos.