Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 10: Memorias de un extraterrestre 👽👾💙

El mar es como el alma de muchos, ¿Quién sabe realmente lo que hay en sus profundidades? Parece calmo y sereno en su superficie, pero hay una batalla día a día en su interior.

Simula un espejo cuando refleja el azul del cielo, ¡Cuánta paz logra proyectar! Es tan fácil para él engañar a todo aquel que lo contempla. Solo quien ha bajado a su abismo sabe que su interior es oscuro y aterrador. El silencio es ensordecedor.

Todos velan por su vida. Algunos se agrupan en cardumen como las sardinas o trabajan en equipo como las ballenas. Otros permanecen en cuevas como la anguila, llevando en solitario su infierno eléctrico.

Respiran el mismo mar que los mantiene con vida, pero actúan separados, cada quien cuidando sus propios intereses. No reparan en la tragedia del vecino. No se conmueven, no se involucran. Existe racismo, segregación, rechazo y xenofobia. ¿Es instinto de supervivencia? Se dice que sobrevive el mejor.

Así son algunos seres humanos. Tienen implantado un chip de creencias absurdas desde el inicio del planeta. Se creen descendientes de una deidad, pero cada vez que tienen ocasión echan por tierra cualquier enseñanza de respeto, tolerancia y solidaridad. Se inventan excusas para lastimar, herir, doblegar o asesinar en nombre de su supremo. No han aprendido nada, ni parece tienen intención de hacerlo.

Hay alguien que murió en vano hace milenios por ellos. ¡Es triste!

Visito este mundo hace ya tanto tiempo, no puedo resistirme, ¡Es que es tan hermoso! Adoro la frescura de sus montañas al atardecer o el aroma a tierra húmeda preludio de lluvia.

¡Qué extraordinario luce el Sol desde aquí! Me gusta caminar justo cuando comienza la suave danza de las flores intentando llevar más lejos su fragancia o echarme sobre el pasto, adormecido por el dulce trinar de las aves.

Esto es tan mágico y ningún terrícola parece notarlo. ¡No tienen idea de lo afortunado que son!

¡Oh! Debo regresar a mi planeta. No puedo quedarme tanto como quisiera. Si esta gente me descubre, es posible me claven en un madero y me dejen tres días asando al calor del sol.

¡No exagero! Lo vi alguna vez y, nada ha cambiado desde entonces.