Un Cuento de Navidad #fotocuento: Mi mejor regalo de navidad.

Vengo a contarles cómo me volví en el mejor regalo de Navidad. Carlos el pequeño hijo de Rosa detuvo su mirada sobre mí, en la feria navideña, le indico a su mama que yo sería buena compañía para su abuela, que permanecía siempre sola en su enorme casa.

La señora Rosa paso su tarjeta y me llevo a casa. Me coloco con los otros regalos por envolver en el cuarto de lo peretos. Y espere pacientemente que vinieran por mí para conocer mi nueva casa. Pasaron los días y cada día iban envolviendo regalo tras regalo a escondidas de los niños, serían sus juguetes para las fiestas. Mañana será y pasaba otro día. Y mañana será y seguían pasando los días hasta que quede cubierto con montones de cajas con enormes lazos muy lindos y acomodados. Se olvidaron de mi fue lo llegue a pensar. Llego el día de navidad y fueron sacando los regalos de la habitación y allí me quede yo solito, perdido con los objetos de la mesa.

El pequeño Carlos abrió la puerta, miro de un lado y miro hasta que me encontró, apenas me alcanzaba me tomo con delicadeza y me coloco en su mochila. Allí estaba yo en completa oscuridad, sin saber a dónde iría a parar, iría a alegrarle la vida a alguien seguramente, para eso fui creado. Estaba dentro de este globo de eterna navidad y cuando me agitaban pequeños copos blancos se movían por todos lados. El árbol quedaba totalmente cubierto por la nieve blanca y yo regalaba mi mejor sonrisa.

Creo que llegamos a algún lugar agradable se escuchaban risas, música, hubo muchos abrazos. Adentro de la mochila fui colgado. Al estar allí no lograba ver las caras sonrientes, solo podía imaginármelas, compartiendo la alegría, recordando hermosas historias y compartiendo la cena de navidad.

Llego la hora de abrir los regalos, cada apertura de un regalo era un grito de alegría que todos escuchábamos. La abuela agradeció los hermosos regalos, pero como abuela en fin, se preguntó qué haría ella con una máquina que le haría un café súper extra espumoso, ella tenía tiempo que no tomaba café, ya le afectaba su salud. Y tampoco le encontró uso a la súper batidora de 9 velocidades diferentes, ella hacía tiempo que no hacia tortas, ni galletas, no podía estar tanto tiempo parada en la cocina.

Cuando terminaron de abrir los regalos, el pequeño Carlitos vino por mí y me saco de la mochila, estiro los brazos y me entrego a su abuela. Toma abuelita para que te acompañe siempre.

Todos en la habitación se quedaron esperando la reacción de la abuela pensando que criticaría el tonto regalo, que ocurrencia del niño, una simple bola de cristal navideña.
Pero la abuela al tomarme en sus manos, se puso de pie y solo atinó a decirle al pequeño Carlitos; lo recordaste, recordaste que ese era el regalo que más quería en la navidad. Es igualito al que me regalo mi papá cuando yo era pequeña.

Este es mi mejor regalo de navidad.