"Recorriendo el mundo". Concurso de cuentos #fotocuento: Semana 15

Apasionado por los viajes, Europa había sido un gran atractivo para mí. París, Roma, Madrid, Amsterdam, Estocolmo; grandes urbes con el rumbo de la modernidad, de la evolución, pero también poblaciones más pequeñas e igualmente cargadas de historia, de delicias culinarias, de gente peculiar así como de gente ávida de intercambiar impresiones con los visitantes. Pero, luego le tocó el turno a los países asiáticos, con sus exóticas tradiciones, con su arte y cultura tan distante de la occidental. 

En esos viajes descubrí, que aquello en que me gastaba el dinero (viajar) ganado con las monótonas tareas de oficina, podía ser una forma divertida de ganarme la vida. Dejé la oficina (trabajaba en una de ingeniería), llevé a casa mis pertenencias, y desde mi pequeña sala, comencé mi nueva etapa laboral: viajar, fotografiar, comentar, entrevistar. Todo lo que venía haciendo desde algunos años atrás, pero...¡ganando dinero! 

 Delice mis pies por calles y callejas, barrios pobres, templos, palacios. Parques y avenidas, escalé  montañas, me sumergí en aguas cristalinas. Comí en prestigiosos restaurantes, en otros humildes e, incluso, tuve la maravillosa oportunidad de compartir la comida en algunos hogares.

El ritmo era arrollador, me mudé para un amplio apartamento en las afueras de Washington. No me gusta New York. Arrastré en mis aventuras a Frederick, también de New York. Ambos perdimos a nuestras parejas, porque no estaban dispuestas a seguirnos el ritmo. Frederick estaba ahora enamorado de una chica sueca, amores internautas. Mucho fantaseaba él, mucho lo molestaba yo con esos amores a distancia.

- Mañana salgo para Estocolmo. Voy a conocer a Agneta y su familia. Si nos llevamos bien en persona, se viene a vivir conmigo.- Me sorprendió en la mañana. -Quiero que vengas conmigo, puedes hacer unos buenos programas allá y me ayudas con su familia. ¡Tiene tres hermanas!

- Ah, no. ¡Eso si que no! Está bien que te zambullas tú, pero yo... y así.

- No te pido que te emparejes, sólo que me hagas el loving. Además, ya tengo todas las reservaciones y las guías para los programas.- Con eso me convenció, hacía tiempo que no visitaba Europa.

Estocolmo seguía siendo Estocolmo, las hermanitas, de producir calor en medio del frío. La menor, despampanante. Frederick me pilló mirándola y se sonrió malicioso. Me conocía. Astrid había ganado mi interés.

Frederick regresó con Agneta a Washington, yo continúo en Suecia haciendo varios programas. Espero que Astrid se decida a seguirme.