Concurso de cuentos #fotocuento: Semana 14 - Cinco años de helados -

Mudarnos a la parte nueva del pueblo era un sueño que se estaba haciendo realidad. Mis padres siempre hablaban de eso. Los recortes en los gustos familiares, la minimización de los regalos, las horas extra de papá en su trabajo, las jornadas adicionales de mamá en sus turnos de enfermera, eran el día a día en nuestra casa, para el pago de las cuotas de la asociación civil que construía el conjunto.

Hacía cinco años, desde mis diez,  que ése era el tema obligado tanto en nuestra intimidad como en las reuniones a las que asistíamos.

Hace dos años, avanzó el sueño hacia su concreción, nos llevaron a ver la casa modelo y la parcela que nos fue asignada. Regresamos entusiasmados con las canchas y la piscina. Sólo con mirar donde iban a estar y los trabajos que estaban haciendo, ya regresamos como si hubiésemos tenido una tarde maravillosa. ¿Qué digo? ¿Cómo? En realidad, tuvimos una tarde maravillosa con un festín de ilusiones, la cual concluimos con el disfrute de unos ricos helados, en nuestra nueva urbanización.

- Este año nos entregarán la casa- sentenció mamá el año pasado, todos aplaudimos. La ilusión creció y las restricciones también, pero aunque ya tenía sus techos, era como un cascarón vacío. Se terminaron los helados dominicales y los paseos a fin de mes.

- Este año nos mudaremos antes de diciembre. Recibiremos el año en la casa nueva. Madeleine, mi hermana mayor,  y yo nos miramos con cierta picardía, pues las palabras de mamá fueron pronunciadas con mucho vigor, como para convencerse de lo que decía. Justine, la menor, exclamó:

-Ya esa casa me debe cinco años de helados.- Madeleine y yo, en el acto, soltamos la carcajada. Con esa espontánea expresión, la niña había manifestado lo que nosotros sentíamos: las fiestas a las que no fuimos, las chucherías escamoteadas, las cosas que no pudimos comprar; y que en algunas oportunidades habíamos secreteado. 

Nuestros padres, sorprendidos con las palabras de Justine, también se miraron entre sí y luego soltaron la carcajada. Ese domingo, papá llegó con helados para todos. Y este fin de año estamos en la casa nueva, sin árbol de Navidad, pero orgullosos y felices, bajo nuestro techo propio.

Agradecido con @rahesi  por la fuente de inspiración que se produce en sus excelentes  fotografías. Las bases para participar en el concurso las encuentran en este  link . 

Anímense, es una bonita experiencia.