Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 8: Un inocente juego

in #fotocuento6 years ago

          Todos los días era lo mismo. Tenía que ver cómo sus amigas extendían sus pétalos con elegancia, despampanantes bajo los gráciles rayos del sol en su apogeo. ¿Y ella? Ella era fea, o así se consideraba, pues seguía siendo un simple capullo. ¿A quién le gustan las flores que no llegan a ser hermosas? ¡Odiaba su mundo! No quería ser la única que no pudiese mostrar lo bella que era. Todos los humanos que se acercaban preferían a las más hermosas para llevarlas a un lindo lugar.

          Un día en específico vino un humano que las compró a todas, menos a ella. Cada una de sus compañeras se despidió con una sonrisa alegando que irían a un lugar mejor, más hermoso, mientras ella por ser fea se quedaba. Esa noche lloró bajo el cielo nocturno. ¿Por qué? ¿Por qué su destino era ese? Las estrellas fueron testigos de sus lamentos, en lo más alto del cielo quisieron decirle que era afortunada ¡Muy afortunada pequeña flor! Pero no pudieron hacerlo, así que en su ignorancia el pequeño capullo siguió creyendo que era el ser más desafortunado del planeta.

          Su humano la regaba todos los días, murmuraba: seguramente mañana florecerás. Recibió lo que ella consideraba medicamentos que le nutrirían y le harían florecer igual que todas.

—¡Por fin seré hermosa! —Dijo muy animada—. Seré tan hermosa que todos los humanos me desearán.

          Y en efecto ese día llegó. Cuando despertó tenía hermosos pétalos blancos extendidos al cielo, tan azul como el vasto mar. Se alegró, sonrió de la alegría que recorría cada centímetro de su débil cuerpo. ¡Soy hermosa! ¡Soy tan hermosa como mis antiguas compañeras! Su humano, quien la cuidaba todos los días también saltó de la felicidad.

—Ahora iré a un lugar mejor —alegó mirando al sol.

          Pero no fue así. El humano que siempre la cuidaba le arrancó del que fue su hogar. Esa persona corrió por toda la casa hasta llegar al cuarto de una pequeña niña pecosa, cuyos ojos brillaron de malicia al tenerla en manos.

—¡Gracias Beto por la florecita! Ahora tú y yo vamos a jugar —Le dijo a la flor.

          La niña corrió sosteniéndola por todo el jardín, rodó junto a ella, la aplastó, y cuando vio que la pobre florecita ya no podía sostenerse firme como antes, la tiró en algún rincón del jardín donde se marchitó en plena soledad.

¡Hola amigos! Esta fue mi participación de la semana en el concurso #fotocuento elaborado por @rahesi. Espero que les haya gustado. Si están interesados y desean participar acudan al post original.

Sort:  

bello felicidades

Interesante, casi macabro en su belleza. Suerte en el concurso. Saludos.

Muchas gracias :D

Oh dios mio, esta historia me gusto tanto. Muy buena participación.

Pero qué historia tan original, esperaba un final más sutil y feliz; sin embargo, mientras iba leyendo sabía que sí era afortunada; pues le esperaba un jarrón en algún lugar para marchitarse hasta morir, pero el final creo que fue peor aún.

Un jarrón también hubiese sido un final muy triste. Pero no hay que olvidar que los niños se sienten muy atraídas por ellas, por eso las arrancan para regalárselas a alguien más o jugar.

Gracias por comentar. <3

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