Relato de un demente (I)
El infierno. Así es como puedo describir cómo se siente estar en mi cabeza, nunca solo, siempre en compañía de varias personas. Mucho se ha tocado el tema en series, películas y otros medios de comunicación, haciendo de este trastorno una moda, algo cool; cuando en verdad es una verdadera maldición, no eres capaz de tener un momento de paz, siempre fingiendo algo que no eres ante familiares, amigos y colegas, o más bien algo que no sabes si eres, algo que creas con base al comportamiento normal que puedes ver en los demás, una máscara de cordura.
Siempre con el temor infinito de colapsar y hacer algo que termine lastimando a alguien más o a ti mismo, no sabes por cuanto tiempo podrás mantener el control, sobre todo en los peores días donde todos los que viven en tu cabeza gritan y pelean "por tomar el control": el psicópata asesino, el hombre triste depresivo, el niño temeroso, el padre protector y amoroso, el hombre trabajador y honrado, el ladrón, el amo del universo seguro de sí mismo, el misántropo irritable, el chico que solo quiere ser invisible y desaparecer... todos ellos y muchos más, todos ellos diferentes, todos coexistiendo en tu mente al mismo tiempo.
La simple existencia se convierte en una pesadilla, una prisión de la que no sabes cómo escapar, simplemente llega el momento en el que no sabes cuál de todos ellos eres tu realmente, de modo que solo vagas siendo demente sin identidad, un recipiente vacío, un ente sin propósito...