LA CAVERNA DE LOS RASCACIELOS
Novela de ciencia ficción por Lilia Morales y Mori. "Universo Antrópico - Una Realidad Posible" (1/48 partes)
Capítulo I. LA CAVERNA DE LOS RASCACIELOS
Era la segunda vez que Ralph-Fulgor escuchaba el canto de los pájaros a media noche. El científico había alterado la frecuencia de onda para crear una interferencia en el sistema de rastreo, y eso ocasionaba una serie de disturbios un tanto caóticos pero sin mayor importancia en el interior del galpón. Disponía de poco tiempo. El túnel entraría en cambio de Módulo en unos minutos, tiempo suficiente para transportarse a un sector abandonado en la región de los Terrenios-Fi.
Sentado frente a la consola, su ente cibernético Ralph-Corpo, ajustó las funciones de dispersión electromagnética e inició el proceso de desintegración. La estancia se estremeció al ritmo de las luces intermitentes mientras la cámara de controles parpadeaba frente al cuerpo del robot humanoide. El ente anatómico era una copia que seguía al pie de la letra las instrucciones de su centro cibernético.
Tras el estruendo del acelerador de imagen, el silencio se imprimió como una huella en los paneles transparentes que proyectaban la energía del espectro de Ralph-Fulgor, en un acelerador cuántico de fusión. El efecto estroboscópico cesó cuando el bloque de energía en movimiento desapareció del laboratorio.
La sensación de inexistencia le era familiar a Ralph-Fulgor, ninguna de sus entidades corpóreas le resultaba del todo convincente, pero la necesidad de viajar en el espacio-tiempo de un sistema multidimensional, lo obligaba a desmaterializarse con demasiada frecuencia.
Descendió en la caverna de los Rascacielos, Thoth de Niffer aún no había llegado. El edificio Chrysler permanecía intacto con sus setenta y siete pisos sorprendentemente compactados. Los trecientos diecinueve metros de altura se habían convertido en escasos cincuenta metros que se perdían en la bóveda del techo terrestre. El espectro luminoso de Ralph-Fulgor deambuló por los ruinosos vestigios de estrechas calles olvidadas, en el pasado prehistórico de una humanidad que ya nadie recordaba. Las sombras siniestras de los edificios enterrados en la cavidad de la tierra soportaban la corteza terrestre. Una de las metrópolis más importantes del mundo antiguo, yacía bajo los escombros de la fatídica Noche de los Fuegos.
En el cielo se recrearon las auroras boreales y el efecto de ardientes nubes de plasma solar, crearon tormentas electromagnéticas de tal magnitud, que muy pocos seres vivos sobre la superficie de la tierra pudieron soportar. Al poco tiempo prácticamente la vida cesó cuando el Sol, la Luna y las estrellas se ausentaron del firmamento, en el que tantos millones de años habían brillado.
Ralph-Fulgor emitió una intensa luz naranja, tras la cual liberó un paquete de energía llenando la penumbra de una luminiscencia que poco a poco, lo transformó en la entidad ilusoria de Ralph-Corpo. El científico materializado con la apariencia humanoide de su copia, se sentó en una banca de metal próxima a un farol que de forma misteriosa, iluminaba una plazuela rodeada de jardines.
Luces titilantes escapaban por las ventanas de los edificios creando la imagen de una noche estrellada. En las proximidades de un bar, se escuchaba la tenue música de una melodía de jazz. Thoth de Niffer apareció junto a una fuente que dejaba correr sobre sendas planchas de mármol sus aguas cristalinas. Aunque era un anciano sempiterno, su rostro sereno y jovial le imprimía una edad indefinida. Ralph-Fulgor lo vio aproximarse, la divinidad avanzó despacio, parecía levitar en dirección del científico quién veía cómo el viento, agitaba las blancas vestiduras de aquel ser.
Continuará...
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