ABETALES DE VALLIBIERNA Excursiones Inéditas Primaverales
ABETALES DE VALLIBIERNA
Parque Posets-Maladeta Excursiones Inéditas
Destinos cercanos: hoces, barrancos y glaciares pirenaicos, Bielsa.
El abeto blanco, llamado en ocasiones “abet” o “pinabete”, es uno de los árboles más típicos de los bosques pirenaicos.
Distribuidos en las laderas umbrías y húmedas de la media y alta montaña.
Se extiende entre los 700 y los 1.800 m de altitud, en un mundo luminoso de atmósfera seca, lluvias y suelos húmedos.
El corazón de los Pirineos cuenta con las únicas masas de abeto blanco de la Península Ibérica.
Si bien algunos pequeños rodales también se localizan en áreas meridionales.
Como son las zonas prepirenaicas del Montseny y de la cara norte de la sierra de Guara.
Los mejores y más puros abetales se encuentran en el sector oriental de la cadena montañosa.
Disminuyendo en número y densidad conforme se aproximan a tierras navarras.
Los troncos blanco cenicientos son derechos y columnares.
Pudiendo sobrepasar con su copa de aspecto piramidal los 30 0 40 m de altura.
Frecuentemente abetos y hayas se asocian dando lugar a los denominados y extendidos hayedos-abetales.
Otras especies arbóreo-arbustivas como el boj, el pino, el arce, el serbal de cazadores,
El acebo o el tejo se infiltran en el oscuro interior de los bosques de abetos.
Creando un sotobosque que sirve de refugio y escondite para una interesante fauna silvestre.
Según cuentan las más remotas creencias populares, el abeto posee ciertos poderes mágicos.
Es por ello que sus ramas bendecidas en la jornada del Domingo de Ramos se colocan colgadas en casas, bordas y corrales.
Con el fin de proteger a sus moradores de malos espíritus, enfermedades y rayos.
Por el bosque de La Abetosa de Vallibierna
Dos topónimos que lo dicen todo, el primero en cuanto al tipo de cobertura forestal.
Y el segundo al carácter como lugar de invernada, de refugio relativamente protegido para los animales de la zona.
Desde la villa de Benasque, antesala del alpino valle del mismo nombre y de sus tributarios-Estós, Vallibierna, Remuñe, Literola, Cregüeña, etc…-.
Sale una carretera hacia los baños de Benasque y el Plan de Están.
Tras realizar en coche unos 7 km de recorrido y una vez rebasado el embalse de Paso Nuevo, encontraremos.
Junto al río Esera, una pradera extensa que sirve de zona de acampada, denominada Plan de Senarta, controlada por el ayuntamiento de Benasque.
Es allí donde deberemos dejar el vehículo para comenzar a caminar-siguiendo las marcas rojiblancas de la senda transpirenaica GR 11-por la pista forestal del valle lateral de Vallibierna.
El cual se adentra hacia el este y gana altura mediante un largo recodo.
Se trata de una subida continua pero suave, ideal para un paseo sin prisas.
Estamos en pleno dominio del bosque de la Abetosa.
Donde habitan los jabalíes, el pito negro, y un sinfín de avecillas forestales.
Conviene tomárselo con paciencia, en silencio, y sólo así existirá la posibilidad de toparse con aves tan raras como el urogallo durante el día.
Asustado y en vuelo de ladera a ladera, o la desconocida lechuza de Tengmalm (mochuelo boreal) por las noches.
Las cuales también encuentran protección y alimento en estos umbríos ambientes.
Flores muy vistosas y atractivas, como la genciana, la flor de lis, el martagón o los peralitos, crecen junto a los imponentes abetos.
Si continuáramos por la pista, oiríamos a la derecha el rugido bravo de las gélidas aguas del barranco de Vallibierna.
Mientras que a nuestra izquierda (al norte) observaremos los canales que descienden desde la escarpada cresta del pico Estatás (2.951 m).
A hora y media de recorrido se llega a la cabaña-refugio de Quillón (1.785 m) donde aparecen hermosas praderas.
El paisaje se abre a los perfiles montañosos del contorno.
A poco más de dos horas, ya en pleno dominio del pino negro, se alcanza el puente de Coronas.
Pudiendo extenderse todavía más la excursión a la cabaña de Llosas y a los oscuros ibones del mismo nombre.
Desde allí y hasta la cumbre del pico Posets (3.375 m) ya “solo” quedan unas cuatro o cinco horas de esforzada marcha por áreas de alta montaña.
Muy peligrosa en fechas primaverales por el riesgo de aludes.