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Maduro sigue en el poder.
Venezuela sigue infestada de comunismo.
Desde hace un par de días estoy redactando guías para las clases de criptomonedas de Diego. Me gusta lo que estoy haciendo a pesar de que es simple y monótono. En cierta forma saca la parte de mí a la que le gusta la pedagogía y explicarle cosas a la gente. Desde cierta óptica es una posición de poder. Al ser la persona que entrega la información tienes la capacidad de decirle a la gente lo que te da la gana y como te da la gana.
En fin. Fue un día bastante caluroso.
Desde temprano hubo una falla de gas en toda la ciudad. Tuve que ingeniármelas para cocinar. El Tigre tiene gas directo en casi todo el Casco Central desde que tengo uso de razón y son contadas las veces que ha habido fallas. Casi siempre programadas y anticipadas. Lo de hoy fue repentino. O mejor dicho, lo de ayer. La falla comenzó ayer.
En casa tienen la perturbadora costumbre de almacenar electrodomésticos dañados en una despensa. De ahí tomé dos tostiarepas (como tostadoras de pan, pero que hacen arepas) y les saqué las resistencias. Las coloqué sobre una base metálica y le conecté un par de cables.
Calentaron lo suficiente para entibiar un café y para preparar unas arepas. No calentaron lo suficiente para hervir agua y preparar más café por lo que mi vida fue miserable, pero no tanto. El café recalentado no es lo mejor que existe, mucho menos con ese remedo de mojones secos molidos que nos quieren hacer pasar por café.
Absolutamente degradante.
Sigo en Venezuela encerrado con los comunistas.
Absolutamente degradante, repito.

La foto no tiene nada que ver. La tenía en el escritorio mientras personalizaba el perfil de Steemit.
Ya es hora de dormir. Cambio y fuera.