Una luz en el bosque (personajes) Por G. J. Villegas

La mayoría de las personas procuraban evitar ese camino a la ciudad. El bosque puede ser un lugar tenebroso para algunos. Pero no para la pequeña Mandy.

Le fascinaban las largas figuras de los árboles, como soldados se paraban firmes uno al lado del otro, inmóviles como estatuas. La penumbra constante que arropaba el suelo no despertaba en ella el más mínimo atisbo de miedo. Frecuentemente se la veía hurgando entre la hojarasca en busca de insectos.

–Nuestra hija no es normal –decía su madre preocupada.

–A todos los niños les gusta el aire libre y las plantas mujer –replicaba su esposo para tranquilizarla. Pero en el fondo él mismo se sentía angustiado por los extravagantes gustos de su hija.

–¿Por qué no juega con sus muñecas como las demás niñas de su edad?.

–Supongo que es porque no hay muchas niñas de su edad por aquí en el campo.

Lo cierto es que Mandy era de lo más normal, le gustaban mucho los juguetes y los juegos, las canciones y las historias. Pero su pasión estaba en el bosque, en las sombras, en el ejército de árboles que lo formaban. Sus padres no entendían su apego a la naturaleza.

Cierto día Mandy observó algo que llamó su atención, una luz incandescente que salía del horizonte; la luz parecía emitir un sonido melodioso, como un llamado, un aviso para ella.

–¿Me llamas bosque? –preguntó la niña.

Lentamente se fue caminando hacia la luz, feliz de haber encontrado algo nuevo e impresionante. Su inocencia no le permitía sospechar ningún peligro. Poco a poco se fue andando hacia su encuentro...