La Voz Bautista (enero de 1952, Chile), Un año mejor, Manifiesto, La palabra de Dios, hijo del carpintero y su influencia sobre la humanidad, Profesión de fe sin Dios, Pensamientos de Año nuevo, enemigo más grande, Como es Dios, Nicodemo vacilante

La Voz Bautista 44:1 (enero de 1952), publicación bautista chilena, Honorio E. Espinoza, Director. Temas claves:
Pág. 3: “Un año mejor” (El heraldo de santidad)
Pág. 4: “Manifiesto” (Junta latinoamericana de la fraternidad de reconciliación y paz)
Pág. 4–5: “La palabra de Dios” (Rafael Cepeda)
Pág. 5, 8: “El hijo del carpintero y su influencia sobre la humanidad”
Pág. 7–8: “Profesión de fe sin Dios” (E. Báez S.)
Pág. 9: “Pensamientos de Año nuevo” (Anibal Giordano C.)
Pág. 10: “El enemigo más grande” (Pablo Besson)
Lecciones de Escuela Dominical (a cargo del Pastor A. Olmedo)
Pág. 12–13: “Hallando al Cristo”
Pág. 13–14: “Llamamiento a unos pecadores”
Pág. 14–15: “Mateo llega a ser discípulo”
Pág. 15, 23–24: “Nicodemo, un seguidor vacilante”
Pág. 24: “Como es Dios”

Páginas 1-3 y 9 contienen una canción de esperanza del nuevo año y una reflexión poética sobre la obra de Cristo y de la creación; además, alientos sobre el nuevo año.

"Oh Dios, dame la oportunidad. Una oportunidad más. No fui en 1951 tan fiel como debí haberlo sido. Pero si tú me das otra oportunidad, y logro atravesar los umbrales del nuevo año, quiero hoy mismo prometerte mayor fidelidad, más sumisión, mas sinceridad y lealtad, más atención a tus mensajes. Prometo ayudar en la causa de tu reino ya se trata de mi iglesia, de mi denominación, de la iglesia en general; ya se trata de las misiones domesticas o de las misiones foráneas. Dame una oportunidad más y te prometo que viviré mejor este año, cumpliré tu propósito en mi vida. Será un año mejor". (página 3)

Página 4 es un manifiesto en contra la guerra y el comunismo.

"Manifiesto. En una época caracterizada por el temor, la suspicacia, el retroceso moral y la carencia de libertad, frente a un mundo armado y dividido en dos bandos opuestos y en especial manera, frente a la confianza que todos tienen en los medios bélicos, la FRATERNIDAD DE RECONCILIACIÓN Y PAZ hace el siguiente manifiesto:

1. Que la guerra, siendo una culminación de males, no puede sino acarrear otros más graves aún.
2. Que siendo ella inasimilable a los principios del evangelio, es necesario, para eliminarla, que las personas de buena voluntad y en particular los cristianos, rechacen de plano toda guerra y toda preparación de la misma.
3. Que la posición esencialmente cristiana no concuerda ni con el movimiento comunista, ni con el anticomunista, no tampoco con la llamada tercera posición, toda vez que procura esquivar el conflicto y sacar al mismo tiempo, provecho del mismo.
4. Que simpatiza con el fin democrático de la libertad personal, pero no por eso puede unirse a la triple alianza del capitalismo, militarismo y catolicismo, toda vez que estos se unen bajo el lema democrático para defender sus privilegios.
5. Que simpatiza con el fin comunista de la democracia económica, pero que rechaza el recurso a la violencia y tiranía para llegar a él.
6. Que simpatiza con la llamada tercera posición en su propósito de insertar en la situación mundial, un elemento apreciable de pueblos que no creen que es necesario abanderarse a ninguno de os dos grandes bandos en conflicto, pero basa su posición sobre una moral y una fe religiosa procurando la salvación de todos.
7. Que la única base adecuada para la paz mundial, la realización de la hermandad internacional y el establecimiento de un orden social de justicia y libertad, la constituyen las enseñanzas, el ejemplo y el espíritu de Jesucristo. Junta Latinoamericana de la fraternidad de reconciliación y paz. Carlos María Ramírez 1189. Montevideo, Uruguay". (pagína 4)

Páginas 4-5 hablan de la Palabra de Vida, Jesús.

Páginas 5 y 8 habla de la influencia del hijo de un carpintero en la humanidad.

"Mientras tanto nacía en un pesebre de Belén, pequeño o insignificante población de Asia, un niño, hijo de un carpintero. No obstante la pobreza de los padres de aquel niño, las circunstancias humildes en que el venía a este mundo, estaba llamado a ejercer una gran influencia sobre la humanidad. Del nacimiento de aquel niño surgió una nueva era; un camino radical en la vida y costumbres de los pueblos. Los que hayan estudiado la historia antigua comprenderán la gran diferencia que existe entre nuestra actual manera de vivir y la de aquellos días. La mujer era entonces considerada nada más que como un objeto de placer, sin derecho algunos en la vida social y política. Los ricos solía tener tantas esposas como pudiesen mantener...Ese estado social ayudaba a que la ignorancia y la superstición hicieran presa de la mente del pueblo. Los romanos, considerados como uno de los pueblos más cultos de la antigüedad, cuando los galos sitiaron Roma, ofrecieron a las divinidades que ellos adoraban, sacrificios humanos. Si eso llevaba a cabo el pueblo romano, ¡Que podía esperarse de otros! Solo unos cuantos hombres libres habían alcanzado cultivar algo su inteligencia, y eso en forma bastante deficiente. Los reyes se hacían la guerra unos a los otros, sin más objeto que el saqueo de los pueblos vencidos. Roma, en unión con Cartago, combatió al rey Pirro, y destruyó más tarde a su antigua aliada, para cogerse las riquezas de los cartagineses. Creso, el rey de Lidia, fue atacado por Ciro, el monarca persa, debido a que aquél tenía mucho oro atesorado en la capital de su reino. Cuando Creso cayó prisionero el rey persa, éste no solo se apoderó de las riquezas del soberano de Lidia, sino que ordenó que fuera quemado vivo, en un sitio donde él pudiese presenciar el suplicio. Todos estos actos inhumanos, eran llevados a cabo con demasiada frecuencia, sin que nadie protestase por ello...Hasta los griegos quienes pasaban por ser los hombres que más estudiaban filosofía, creían muy natural ese estado de cosas. Aristóteles, uno de los mayores filósofos de Grecia, defendía la institución de la esclavitud y alegaba ser la mujer un elemento inferior, incapacitado para ejercer derecho alguno civil o político. Pero, desde el nacimiento de Jesús; mejor dicho, después de su muerte ocurrida treinta y tres años más tarde, el mundo comenzó a sentir una nueva influencia que poco a poco fue modificando a todo lo que existente. Hoy mismo notamos que los países donde mejor ha penetrado la doctrina de amor hacia nuestros semejantes e igualdad social, predicada por Jesús, se deja sentir más los efectos de la influencia de ella. Hasta la misma guerra, resto de la barbarie antigua, es llevada a cabo en nuestros días, bajo condiciones más humanas. Ya ningún rey o presidente usa quemar vivos a sus prisioneros, dándose el gusto de presenciar el suplicio de sus víctimas. Los obreros en nuestros días son libres y trabajan ayudados por números y potentes maquinas, produciendo con ellas una labor eficiente y abundante. La mujer disfruta en la actualidad, en los pueblos donde el cristianismo ejerce mayor influencia, derechos iguales al del hombre...En fin, todo ha cambiado y todavía nuestras costumbres y estado político y social, continúan modificándose cada vez más. Hoy no hay una sola actividad humana que no esté un poco modificada, gracias al poder modificador de las doctrinas de Cristo. Jesús es la figura sobresaliente de la humanidad. Hoy ejerce él mayor influencia en este mundo, que cualquiera otro hombre que haya vivido sobre la tierra. Cuando Jesús nació en Belén de Judea hacen acerca de dos mil años ¡Quien se figuraría que él iba a efectuar tantos cambios en el mundo! ¡Nadie sería capaz de prever la influencia que ejercería aquel niño nacido en un pesebre, sobre todas las naciones de la tierra! ¡Eso prueba que aquel niño era algo más que el “hijo” de un carpintero; era el Hijo de Dios, anunciado muchos siglos antes por los profetas hebreos!" (páginas 5 y 8, Alves)

Páginas 7-8 contiene un artículo completo: muy libertario y está en contra la guerra.

"Entre los llamados sabios abundan los que sostiene y enseñan de hecho, que el “progreso continuo” se ha de realizar por los medios puramente intelectuales, alcanzando por este medio la perfección, es decir por el hombre mismo, sin que en ello entre el poder de Dios, a quien prácticamente desconocen. Así lo creen, así trabajan tras este ideal con una devoción digna de mejor suerte; pero siempre rechazando la Revelación Divina. Pero los hechos marcados con puntos de luz en la historia nos dicen en forma muy clara que este maravilloso encanto de la mente humana se deshace al correr del tiempo y el progreso alcanzado por grandes naciones se detiene y, hasta retrocede. Así se puede constatar como triste monumento de tristeza regiones donde otrora existió una brillante y prometedora civilización con avance del arte, ciencia, saber, convertidas en un páramo con su mueca de dolorosa soledad. Ciudades del pasado lejano de atrevidas obras de arquitectura e ingeniería, como fueron Nínive y Babilonia son nada más que montones de ruina. No es para esperar confiados en progreso continuo si se pospone a Dios, para colocar en su trono a la inteligencia. Los hindúes y chinos, como los mayas de América, alcanzaron un alto progreso en su tiempo, sobresaliendo de otros pueblos de su época. Pero al mismo tiempo se puede ver que todo ese esfuerzo de la mente sufrió un colapso, para caer en la modorra de los siglos como si una voz misteriosa les hubiese ordenado un ¡alto! Para recogerse a si mismo con una mueca de cansancio y desaliento. El Creador dio vida a los mundo regulando su ruta con leyes inmutables; y esa naturaleza muda al parecer habla fuerte y con elocuencia para decirle al hombre; “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos” Y, en su seno la grandiosa Creación se halla cuanto el hombre necesita para ensanchar su ciencia. Para nada ha creado; ha conseguido inventar para su aprovechamiento científico, y nada más. Que en la mente humana existe una fuerza de pensamiento calificada de estupenda, es cierto. Pero no es menos cierto que en ese mismo hombre inventor de grandiosas obras de arte, existe otra fuerza no menos potente que hace girar los sentimientos hacia atrás. Esta fuerza de propulsión retrospectiva, brota del corazón, dinámica fuente de acción, de impulsos y anhelos audaces, que marca con negros festones el andar humano, ¿Por qué desde muy al principio en la vida de los pueblos la mente inventiva dedico con mayor empeño su esfuerzo a la fabricación de armas de guerra, hasta alcanzar el estado actual capaz no solo de derribar fortalezas, sino las hermosas y grandes ciudades de costoso acopio de edificación? Parece una paradoja el que las obra de belleza y de bienestar que el hombre construye en el afanoso suceder de generaciones con fines de manifiesta utilidad, ese mismo hombre las destruya en reducido tiempo, junto al lastimero grito de agonía de las víctimas de la metralla y explosivos! El corazón humano es una tea que enciende el odio racial, la ambición, la hegemonía con todo el ímpetu del imperialismo avasallador. Desde allí también las colosales máquinas de guerra de nuestros tiempos señalados como súmmum del progreso. Se dice que las armas de guerra son una necesidad, un medio para acabar con la guerra misma. Pero todas las guerras y en especial las dos últimas, han demostrado lo contrario, dejando en evidencia la sagacidad política y el arte de la guerra que ha primado por sobre todo sentimiento. “Amaos los unos a los otros” dijo Jesucristo: “Ama a tu prójimo” doctrina de amor que ejemplifico con su propia vida. El orgullo de sus diferentes formas no presta ascenso a las palabras del Divino Salvador y hasta le niega su divinidad, colocando a Dios en sumisión a la voluntad humana. Por esta altivez vive el hombre el espíritu de Caín, repartido en los diferentes departamentos de la actividad internacional; y siempre en asecho del débil, y de la justicia de Abel. Pero, no solo hay guerras activas, de ejército contra ejército, sino también en forma pasiva pero con la misma pasión. La solida envidia con sus dañosos derivados vive en los vivaces sociales, políticos y familiares. Aún más, se anida también en el campo religioso con sus estrechas miras sectarias e hipócrita afán proselitario, y las divagaciones denominacionales. Se interesa más de su tienda reducida, depreciando al hermano del vecino campamento. Por sobre toda elucubración del humano interés se impone el amor de hermano, la fe en un Dios infinito, personal, sin fronteras. Se necesita el rendimiento a Jesucristo, y sentar plaza de verdad en el reino de la paz y de amor, como lo proclamó Jesucristo en su eterno Evangelio, fuente de redención y libertad. Anclemos nuestras esperanzas en el poder Divino y no en los medios puramente humanos; entonces asentaremos el “progreso” sobre la columna granítica de la fe en el poder y en el amor de un Dios amoroso que no quiere que nadie se pierda". (pagínas 7-8, Baez)

Página 10 habla del enemigo más grande, la muerte, y nuestra victoria en Jesús.

"Todos los medios humanos, cultos a los muertos, transmigración de las almas. Nirvana, budismo, etc. no alcanzan a establecer la resignación completa. “Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre” Hebreos 2:15. Fue necesario que el Hijo de Dios viniese a libertarlos y darles la victoria sobre este enemigo, que Jesús terminará por deshacer. Es por esto que para el cristiano fiel, la muerte es su amiga, a quien sabe darle la bienvenida, porque por ella es abierta la puerta de la presencia de su Señor y Salvador Jesús, bendito eternamente". (pagina 10)

Página 24 habla sobre algunos atributos de Dios, destacando su fidelidad y amor para con nosotros cristianos.

"Él es puro y demanda pureza. Solo el que conoce la santidad de Dios siente el peso de sus propios pecados y defectos. Aunque esto constituya un misterio para nosotros. Él es perfectamente santo e infinitamente amoroso. Su interés por la persona humana no cesa jamás. Estas condiciones del carácter de Dios se proyectan hacía el hombre y el mundo a través de su veracidad y lealtad. La creación del mundo, el gobierno ordenado de las leyes naturales, el amor de Dios hacia el hombre, su santidad, y su triunfo sobre la muerte y el pecado, no son más que las expresión de su soberanía sobre todas las cosas. Dios tiene planes, y El los hace obras en el mundo a pesar de nuestras limitaciones y deslealtades, las crisis económicas, las guerras y todas las demás transgresiones de la ley del Señor. El obra pacientemente y lealmente en su propósito de redimir al mundo. En nuestra propia experiencia de cristianos hemos sentido el aliento amoroso de un Dios que nunca falla. Su fidelidad es eterna. Para ser leal a su amor infinito y a su insaciable rectitud, fue necesario levantar una cruz, y Él lo hizo. Las grandes verdades de la fe cristiana que no pueden ser despreciadas, son estas: Que Dios ama con un amor santo, que él está ansioso de establecer una íntima relación personal con cada uno de nosotros, y que Él ha demostrado hasta la saciedad que es merecedor de toda nuestra confianza y devoción por medio de la suprema revelación de sí mismo en la cruz y en gloria del Señor". (pagina 24)