Artemisa: el arquetipo de la autosuficiencia / @hljott*

Esta es mi contribución a la revista La Lechuza de Minerva. Puesto que el tópico de este mes es sobre las diosas de la antigüedad, decidí hablarles de mi diosa favorita.

Artemisa -también conocida como Artemisia- es hija de los dioses Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo. Tan pronto llegó a este mundo una de sus primeras obras fue ayudar a su madre con el nacimiento de su hermano. Es la protectora de las ninfas que velan por los entornos naturales, los animales y cualquier ser que permanezca en estado salvaje, por lo que es conocida como Potnia Theron y como Phaesphoria, es decir, la que otorga la vida.

Ella y su hermano tienen como símbolos el sol y la luna, siendo esta última la representación de lo femenino ya que este satélite natural representa los ritmos del cuerpo femenino. La luna también ejerce control sobre las mareas y los fenómenos asociados a ellas.

Los animales salvajes atribuidos a Artemisa son el oso y el jabalí. El arco y las flechas, objetos de caza desde tiempos inmemoriables, siempre están a su alcance. Es una diosa que representa el mundo salvaje, tal vez un recordatorio de que la naturaleza no nos pertenece, más bien, somos sus hijos y ella quita y da según su propio ritmo.

Artemisa es vista la mayor parte del tiempo en solitario -o acompañada de sus ninfas a quienes quiere como a sus hijas-, deambulando por los bosques y dando ayuda a cualquier ser viviente que esté en peligro de morir, pero cuando está en compañía masculina siempre compite por ver quién es mejor cazador.

Si han visto películas como Alejandro Magno o Troya podrán apreciar que los jóvenes vestían túnicas cuyo borde llegaba a las rodillas. Esto sólo podía ser usado por niños y adolescentes. En algunas representaciones, Artemisa es ataviada con túnicas de este largo, una alusión a que la vida es joven y se mantiene en constante movimiento.

La figura de esta diosa es uno de los muchos arquetipos femeninos que vienen de la mitología griega. Si la comparamos con Hera y Afrodita, no es difícil observar que es uno de los menos frecuentes.

Las mujeres Artemisa son independientes, no buscan compañía ni a su "media naranja"; si necesitan hacer algo o ir a algún sitio, lo hacen solas. Tienen una meta en mente y esta idea es lo único en lo que piensan hasta que tienen lo que quieren antes de pasar a un siguiente asunto en la escala de importancia. Dejan de lado cualquier cosa que consideren de poco o nulo interés, incluyendo relaciones interpersonales. Este tipo de mujeres no están interesadas en asuntos relacionados con la maternidad o el matrimonio. Si llega a ver que estos dos estados son asfixiantes o consumen la mayor parte de su tiempo, educa a sus hijos para que sean autosuficientes y es capaz de dejar el matrimonio en un segundo plano. El lado oscuro de esta actitud es que, sin darse cuenta, crean un distanciamiento emocional que es difícil de arreglar. En este caso, la mujer Artemisa deberá calibrar entre las metas que persigue y las relaciones que necesita sacrificar para ello.

Recordemos la historia de Acteón, el joven cazador que vio a Artemisa en una escena íntima rodeada de sus ninfas. Al ser descubierto en su vouyerismo, la ira de la diosa cayó sobre él y lo transformó en un ciervo. Sus perros de caza percibieron su olor y lo acosaron hasta devorarlo a pesar de sus balidos de auxilio pidiéndoles que se detuvieran.
Las mujeres Artemisa son las poseedoras de una ira y rabia tan ardiente y destructiva que es casi imposible salvar la relación y/o recuperar el respeto que ella antes tenía por el causante del oprobio.

Las guerreras Amazonas, otro arquetipo femenino de origen griego, se encuentran bajo la protección de Artemisa. La leyenda que dice que se cortaban un pecho para apuntar y acertar mejor, es un símbolo de la hostilidad hacia la vida y todo aquello que se niega a nutrir esta parte del alma femenina.

Como ven, la diosa Artemisa es solo uno de los siete arquetipos con los que mujeres de todas las culturas pueden identificarse. Una fémina podría sentirse representada por dos diosas a la vez, siempre con una inclinación mayor hacia una de ellas. Una mujer puede ser una Hera-Démeter, una Afrodita-Perséfone e incluso una Hécate-Atena. Les recomiendo que investiguen. Pueden descubrir cosas sobre ustedes, entender por qué les gusta una diosa en particular o incluso, llegar a curar una enfermedad que las aqueja y que podría ser psicosomática.

@hljott (Annelise Belmonte)*Escritora. Ganadora de dos concursos de poesía en la Universidad de Oriente - Núcleo de Sucre (Venezuela).