Astrolabio, visiones de mundo de Equipo Cardumen / ¿A qué llamamos "Mediación de la Lectura"?, por @chretien

in #equipocardumen6 years ago (edited)

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¿A qué llamamos “Mediación de la Lectura”? / @chretien*

Alumnos de la U. E.Colegio Nuestra Señora de Lourdes II de Puerto La Cruz participando en nuestras actividades de Mediación a la Lectura

Nuestro poeta Rafael Cadenas ha insistido: “Para ser estudiada [la literatura], antes tiene que ser gozada. Invertir los términos es destruirla. En otras palabras, hay que enseñar al estudiante a disfrutar de la literatura. Lo demás viene después”. Gozo, disfrute. No son estas las palabras con que los jóvenes de nuestras escuelas se refieren a la literatura, a la lectura literaria. ¿Por qué?

La respuesta parece estar en la inadecuada formación del mediador de la lectura, del maestro, del docente. Jaime García Padrino señala que es necesario "encarar con sentido crítico la relación del niño con la literatura en su marco social" e insiste "a la primera pregunta sobre cuál es la función del adulto en la mejora de la relación del niño con la literatura, ofrecemos como propuesta la necesidad de un cambio cualitativo en ese papel" (Ibid, 86-87). Es necesario que los docentes asuman su cuota de responsabilidad en el desarrollo de hábitos lectores duraderos entre los niños y jóvenes. Pero antes de eso, es aún más necesario, que los docentes sean auténticos lectores. La autora brasileña Ana María Machado contaba en una conferencia que al reunirse con docentes siempre le pedían una fórmula mágica para lograr que los niños leyeran y ella les devolvía el balón preguntándoles “qué estaban leyendo ellos”. Las respuestas de los docentes allí reunidos, cómo la de los docentes con los que muchas veces hemos trabajado, eran desalentadoras. García Padrino insiste que para lograr que el maestro desarrolle hábitos lectores, para lograr tal objetivo, el profesor ha de ser un auténtico modelo de lectura, que sepa transmitir además, a sus alumnos la pasión y el goce por la lectura y por el encuentro con la literatura. Y esa condición del profesor no puede ser completa si no descansa en su personal conocimiento de la literatura, nunca restringido o especializado, con carácter exclusivo, en las creaciones de carácter infantil.

El maestro, el docente de literatura, de cualquier nivel tiene que ser entonces un lector, un lector completo, un lector literario; que, antes que todo, lea para él mismo, lea por leer: visite bibliotecas y librerías, compre libros, comente libros, recomiende libros, se trasnoche leyendo. Sólo de esta forma podrá cumplir a cabalidad su función de mediación, sólo así podrá ser un auténtico mediador de la lectura.

¿A qué llamamos mediación? El concepto de mediación se deriva de un concepto de Lev Vygotsky denominado "zona de desarrollo próximo": "Con ayuda, todo niño puede hacer más de lo que puede por sí mismo".

Para aprender a hablar, como para aprender las materias escolares, la imitación es indispensable. Lo que el niño puede hacer hoy en cooperación lo podrá hacer solo mañana. Por lo tanto, la única forma de instrucción que se puede considerar buena es la que va por delante del desarrollo y lo dirige.

La mediación consiste entonces en acercar al joven a la literatura, a la lectura literaria, mostrándole el camino, enseñándole el camino que hemos previamente recorrido para él, que hemos escogido para él, atendiendo a sus necesidades como individuo bio-psico-social. Como mediadores modelaremos el camino pensando siempre en el próximo paso que el alumno puede dar: "La instrucción debe estar orientada hacia el futuro, no hacia el pasado". Vygotsky insiste en que ese próximo paso debe estar enmarcado en la zona de desarrollo próximo, de esto se hace fundamental atender a la selección de lecturas por edades en el caso de la clase de literatura. Atender a las amplias posibilidades que nos ofrece el corpus de la literatura juvenil.


Imagen de elaboración propia a partir de una fotografía de Vygotsky, de uso libre

Es fundamental, esencial, que afrontemos nuestro rol de mediador tanto con la formación necesaria como con un voluntarismo especial. Una formación que requiere una contínua lectura de textos que puedan convertirse en itinerarios de formación lectora de nuestros alumnos. Y un voluntarismo especial porque nos enfrentamos a un monstruo que ya ha creado defensas, a un alumno cada vez más alejado del silencio interior que requiere la palabra escrita.

Los investigadores están de acuerdo en señalar que leer no es fácil. No basta con decirle a un alumno que la lectura divierte para que abandone el YouTube o Netflix:

La expresión 'el placer de leer' exige una explicación para evitar que se vacíe de significado: la lectura (esencialmente la lectura de textos literarios) sólo se convierte en placer cuando es activa, creativa y habitual; y para llegar a ello hay que recorrer un largo camino en el que son necesarios el rigor, la soledad, la disciplina y la constancia. El 'placer de leer' se hace, pues, poco a poco; y somos los adultos los que tenemos que poner los medios para que los niños puedan llegar a tenerlo un día.

Leer, leer literariamente, leer para disfrutar, para crecer, para que crezca mi mundo, es muy difícil y requiere un proceso de aprendizaje. Tampoco es barato. Por nuestra experiencia sabemos que es más económico instalar un laboratorio de informática en una institución educativa que una Biblioteca Escolar con una colección mínima de literatura infantil y juvenil.

La mediación de la lectura debe garantizar que sea posible transmitir los hábitos lectores a las nuevas generaciones, transmitir las estrategias de lectura literaria que permitan que los jóvenes se entronquen con la cultura. A veces pareciera que esta defensa exagerada de la necesidad de que los jóvenes formen parte de la cultura “oficial” se deriva de una necesidad de “domesticarlos”. Pero es precisamente todo lo contrario: sólo con un conocimiento de la cultura a la que pertenecen, sólo con la capacidad de juzgar su propia cultura, valorarla, podrán los jóvenes proyectarse al futuro de una forma eficiente sin ser manipulados por determinadas fuerzas sociales. Obras como 1984 de George Orwell o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury muestran perfectamente el poder crítico, revolucionario, de la lectura, frente a los discursos autolegitimantes del poder. Capacidad crítica que es necesaria para defenderse del poder, por ejemplo, de la publicidad, que amenaza con convertir a nuestros alumnos en borregos de un sistema.


Trailer de la versión cinematográfica de 2018 de
Fahrenheit 451

Dice Teresa Colomer:

Al principio todo era sencillo. Los niños de las minorías ilustradas crecían con los libros. Madres, institutrices, familia, visitas, el entero círculo social en que vivían no se habría entendido sin las referencias a los libros. En la escuela aprendían el código, ganaban velocidad, leían a los autores canónicos y atendían a la explicación de los profesores sobre el sentido de los textos.

Los problemas llegaron después. La palabra transmisión para referirnos a la necesidad de desarrollar las estrategias de lectura literaria nos gusta porque atiende a eso: a la necesidad de conservar en las nuevas generaciones un conjunto de herramientas que son, esencialmente, herramientas de autoconformación personal frente a un mundo que cada día desea hacernos más iguales, vistiéndonos con los colores de la temporada o con los zapatos que usan las estrellas del basketball.

Un elemento que destaca en todas las autobiografías de lecturas personales es la existencia de un modelo que se ha seguido. La responsabilidad del docente está entonces en asumirse en ese modelo: "La mediación debe existir -señala Colomer-, porque la literatura es importante para los humanos y los adultos son responsables de incorporar a ella a las nuevas generaciones".

Para que esta necesaria mediación se produzca es indispensable un docente bien formado. Un docente que sea crítico con el modelo de formación que ejerce o que le solicita el sistema que ejerza. El docente, haciendo gala de su capacidad crítica como lector literario formado debe asumir su rol desde la perspectiva de un "investigador de aula" para generar los cambios que sean necesarios en ella. Para que la transmisión, el desarrollo de las estrategias de lectura literaria se produzca en la escuela, permitiendo generar un alumno que disfrute con la lectura. Porque si no conseguimos que el alumnos disfrute la lectura no conseguiremos hábitos lectores estables. Y no puede haber disfrute de la lectura -“placer-difícil” como la caracterizó Harold Bloom- si no se está formado para ello, si no se ha el alumno impregnado de las estrategias necesarias para abordar un texto literario.

El docente debe hacer énfasis en:

poner sistemáticamente en cuestión la enseñanza, el modo de enseñar y la coherencia entre teoría y práctica, y en la consciencia de que la labor educativa se desarrolla en contextos socioculturales más amplios con los que la escuela mantiene una estrecha interdependencia.

Por esto es necesario iniciar un cambio que consista en orientar al docente "al ejercicio del pensamiento crítico y a la reconstrucción del pensamiento práctico de los enseñantes”. Porque de lo que se trata, señala Lomas siguiendo a Paulo Freire, es:

de favorecer una educación lingüística implicada con la emancipación comunicativa de los alumnos y de las alumnas, con el afán ético de convertir el lenguaje y las lenguas en herramientas de convivencia entre las personas y entre los pueblos y con una alfabetización orientada a enseñar los útiles de la cultura que favorecen una lectura crítica de los códigos del mundo que nos ha tocado vivir.

"La lectura compartida es la base de la formación de lectores" señala Teresa Colomer. Si esto es así, la escuela, como espacio privilegiado en donde se comparten experiencias, valores y visiones de mundo, es un lugar en donde es posible, donde es necesario -para usar los adejetivos con los que Lerner caracteriza el problema- encarar de una vez por todas la formación de hábitos lectores estables.

Instaurar la práctica de la lectura en la escuela tropezará con un conjunto enorme de dificultades. Quizá la más importante es que la lectura y la escritura son prácticas sociales que históricamente han sido y en cierta medida siguen siendo patrimonio de ciertos grupos sociales más que de otros. Intentar que prácticas 'aristocráticas' como la lectura y la escritura se instauren en la escuela supone entonces enfrentar -y encontrar caminos para resolver- la tensión existente en la institución escolar entre la tendencia al cambio y la tendencia a la conservación, entre la función explícita de democratizar el conocimiento y la función implícita de reproducir el orden social establecido.

Y es que “leer” es un acto subversivo. Leer es fundamentalmente un acto de libertad que contrario a mantenerme encerrado en mí mismo (como cierta gente todavía cree) me abre al mundo, me permite apreciarlo fundamentalmente desde una perspectiva crítica. Los títulos mismos de las obras de la literatura infantil y juvenil son subversivos. Véase por ejemplo Cuentos en verso para niños perversos. O, ¿es conveniente leer en la escuela una historia de un niño que se escapa de ella, fuma y pone a otros niños a hacer sus deberes?: Nosotros opinamos que sí.


Ilustración de Quentin Blake para Cuentos en verso para niños perversos
(Fotografía de mi ejemplar)

El desafío es formar personas deseosas de adentrarse en los otros mundos posibles que la literatura nos ofrece, dispuestas a identificarse con lo parecido o solidarizarse con lo diferente y capaces de apreciar la calidad literaria. Asumir este desafío significa abandonar las actividades mecánicas y desprovistas de sentido que llevan a los niños a alejarse de la lectura por considerarla una mera obligación escolar, significa también incorporar situaciones donde leer determinados materiales resulte imprescindible para el desarrollo de los proyectos que se estén llevando a cabo bien -y esto es igualmente importante- produzca el placer que es inherente al contacto con textos verdaderos y valiosos.

Lerner considera que el aspecto fundamental para que la escuela colabore en la conformación de lectores competentes y de hábitos lectores estables es entender la distancia que media, en palabras de Chevallard, entre el saber sabio y el saber enseñado; luchar porque la versión escolar de la lectura sea un representante genuino de la lectura como una práctica social:

Dado que el objetivo final de la enseñanza es que el alumno pueda hacer funcionar lo aprendido fuera de la escuela, en situaciones que ya no serán didácticas, será necesario mantener una vigilancia epistemológica que garantice una semejanza fundamental entre lo que se enseña y el objeto o práctica social que se pretende que los alumnos aprendan. La versión escolar de la lectura y la escritura no debe apartarse demasiado de la versión social no escolar.

El objetivo de la escuela debe ser el de preservar el sentido de la enseñanza y en la calle:

  • No leemos por obligación.
  • No nos dicen qué leer.
  • No nos dicen cómo leer.
  • No nos dicen en cuánto tiempo debemos leer.
  • No estamos obligados a terminar los libros.

En la medida en que como docentes comprendamos que nuestra finalidad como mediadores de la lectura está mucho más allá de asignar libros, que tenemos una responsabilidad con la sociedad, que tenemos que garantizar una conformación integral de los seres humanos que tenemos como alumnos, una formación que les permita ser humanos, en esa medida, tal vez, contribuiremos a crear lectores.

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@chretien (Jorge Moreno)*. Caracas, 1974. Licenciado en Letras, Máster en Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, Coach Ontológico, Profesor de Biodanza y Facilitador Experiencial. Además de desempeñarse por más de 20 años como Profesor de Literatura fue formador de docentes en el área de Mediación de la Lectura, Literatura Infantil y Liderazgo. Ocupó cargos directivos en el área de la educación privada en Venezuela. Actualmente reside en Santiago de Chile.


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Pero ¡qué calidad de publicación! No saben cuánta razón tienen en este gran artículo, el amor y la pasión por la lectura se está desvaneciendo de la sociedad que conocemos hoy en día, es bastante complicado este procedimiento y yo opino que más que un problema a nivel de literatura es en general, la docencia es un mundo muy incomprendido que conlleva un compromiso de niveles que las personas no entienden.

No es solo enseñar una materia, es enseñar un estilo de vida, por eso hay que ser reflejo de ese tipo de vida, es enseñar la pasión por la actividad y/o teoría que estamos exponiendo y demás, son muchos factores.

Gracias por este increíble artículo, muy completo, muy bien estructurado (cosa que no es para menos viniendo de este gran equipo), los felicito, muchos saludos, bendiciones y mi admiración eterna.

En nuestro país la gran mayoría de los aspirantes a docentes no tienen motivación hacia la lectura. Esa realidad la constatamos todos los días los que nos dedicamos a formar en las universidades. Es allí donde está la mayor debilidad para acercar el niño a la lectura. Si el mediador no está motivado, no puede motivar a nadie. ¿Cómo resolver esa carencia? Pues no sé. Mucho bien haría si se pudieran crear espacios extra escolares donde algunos voluntarios, que si tengan amor por la lectura, pudieran entusiasmar a las nuevas generaciones. Para eso sería necesario que el Estado Venezolano lo considerara importante. Hasta ahora no ha sido así, lamentablemente. Me ha encantado y me ha entusiasmado leer tu escrito. Excelente. Gracias por este llamado de atención tan bien documentado. Felicitaciones.

Un excelente trabajo, @chretien, en lo teórico y lo reflexivo. Es un tema central: el de la lectura, y si nos referimos específicamente a la literaria, se hace más complejo. Comparto completamente contigo que solo el docente podrá crear el interés y favorecer la práctica de la lectura si es un lector. Y ahí nos confrontamos con una gran verdad: nuestros docentes no leen. Realidad que se arrastra desde hace mucho tiempo y que ahora se hace más patética, cuando tenemos un limitadísimo grupo de personas interesadas en la docencia de lengua y literatura, aquejados por enormes dificultades socioeconómicas, y además con un casi inexistente acceso al libro. Estamos ante un gran dilema en Venezuela y otros países de América y el mundo. Gracias por tu post. Saludos.

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