Excusas
Cuando se fracasa en una jornada de pesca los pescadores pensamos, imaginamos y declamamos argumentos variados, y por qué no decirlo, inventamos excusas muy ingeniosas de todo tipo y razón para justificar lo que seguramente no necesita ser justificado.
Ocurre que aquellos que alguna vez han tenido buenos resultados se sienten presionados por demostrar que no fue casualidad; mientras tanto aquellos otros que jamás han pescado algo más grande que una sardina de lata se sienten acuciados por las redes sociales, las notas en revistas, fotos y relatos de capturas y pescas enormes realizadas por sus amigos y conocidos, esa sensación además es creciente en el tiempo ya que el pescador novato tiene carta blanca justamente por su condición de nuevo pero aquel que lleva años intentándolo y fracasando metódicamente ve como ese capital inicial, ese crédito que se le da a los que recién comienzan, se consume irremediablemente con el paso del tiempo.
Entonces los cerebros de los que concurren a pescar y fracasan se ponen a trabajar febrilmente para encontrar los argumentos necesarios que justifiquen de manera creíble la falta de eficacia a la hora de engañar al pez y capturarlo. Ridículo e inentendible para los que no son pescadores pero a los que practican este deporte SI les importa, SI lo entienden y SI les interesa por consiguiente hay que cubrirse ante la falta de resultados exitosos, bajo pena de ser considerados inútiles y lo que es mucho peor aún, malos pescadores.
En cambio aquellos que no concurren por cualquier circunstancia a una determinada salida de pesca pero son amigos o conocidos de otros que fueron y fracasaron descansan de esa angustia y aprovechan la oportunidad para pensar y por supuesto mencionar, resaltar y si es posible publicar sus conclusiones sobre que si ellos hubieran ido, de otra cosa se estaría hablando. Es como un juego de roles, una batalla mental que un momento tiene a algunos de un lado y al siguiente del otro, como la vida misma.
Pero no desesperemos, no se puede sufrir eternamente, Dios se apiada de nosotros los pescadores deportivos y cada tanto nos da algo de felicidad permitiendo que capturemos algunos peces de tamaño decente, además se encarga personalmente de que nuestra memoria recuerde más y mejor esos escasos momentos y guarde en los pliegues más oscuros y menos consultados del cerebro las angustias, dolores y fracasos de cientos de salidas frustrantes.
Quizás por ello y como un reflejo o condicionamiento de esa memoria que se niega sistemáticamente a recordar los fracasos, es que nos consideramos mejores pescadores de lo que realmente somos. Es lógico ya que nuestra memoria repite sin solución de continuidad el error de mostrarnos y recordarnos solamente los momentos alegres y victoriosos, por ende, y llevado al tema específico de la pesca, los días que mejor pescamos. De otra manera, no es posible concebir que cada uno de nosotros se crea un mejor pescador que la mayoría de los demás. Hasta los que no saben pescar piensan que son mejores, quizás solo porque leyeron un par de ejemplares de alguna revista especializada. El problema no está en que se “agrandaron” sino en que no recuerdan que hace diez minutos son pescadores, perdonémoslos, seamos benevolentes ya que también nosotros podemos estar inmersos dentro de esta misma trampa.
Ahora que lo pienso bien, yo puedo estar en estos momentos totalmente equivocado ya que casi no recuerdo las veces que fracasé en la pesca, los momentos en que mis lanzamientos caían como bolsas de papa espantando cualquier pez a 50 metros a la redonda, los días de clima espantoso donde me fui luego de soportar estoicamente una hora de viento huracanado. Si recuerdo perfectamente las pocas veces que mi mosca cayó espectacularmente bien, con el líder estirado, delante de la línea y una hermosa marrón la tomó como si fuera el mejor alimento de toda la semana. ¡Qué buen pescador me considero en esos momentos!, y como dije antes es lo que generalmente recuerdo.
Volviendo al tema de las excusas, que bueno es saber mucho, haber leído mucho, tener una buena biblioteca, ser un mago del Google o conocer el teléfono y dirección de email del que sabe. Recurramos a todas esas fuentes de sabiduría y encontraremos las mil y una excusas para justificar la mayoría de nuestros fracasos. Ojo que digo mayoría, no abusemos, que yo sepa Harry Potter no es pescador.
Algunos ejemplos pueden clarificar toda esta perorata. A veces es muy bueno estar pescando cerca de alguien muy reconocido porque ese seguro que se sabe mil y una excusas ya que debe cuidar una imagen y no es fácil hacerlo, entonces es indudable que este héroe tiene lo último y más sofisticado en cuestiones técnicas, problemas ambientales, hidrografía y climatología, proyectos ecológicos a futuro y hasta recetas esotéricas y lúdicas las cuales podemos tomar prestadas con el solo hecho de mencionar que estábamos al lado de El y si El no pescó….
También es bueno concurrir a pescar en un grupo nutrido. Si la mayoría no pesca, todos se encargarán de mencionar que tantos no pueden haber fracasado salvo que un conjunto malévolo y ensañado de factores, más cercanos al oscurantismo que a las prácticas urbanas y éticas de la pesca, no hubieran aunado esfuerzos para hacernos morder el polvo de la derrota en masa. Por supuesto que aquí las cuestiones de amistad y camaradería, lo bien que lo pasamos, los corderos al asador que nos comimos y los vinos que nos tomamos serán el exacto bálsamo que apaciguará nuestros heridos orgullos hasta tanto pasen a la ya aburrida (por reiterada) zona oscura y olvidada de nuestra memoria curándonos hasta el próximo fracaso.
Ir en grupo además sirve para el caso en que si alguno pesca bien, inmediatamente el resto sabrá reconocer el peligro y se encargará en primer lugar de soslayar sus logros y en segundo de resaltar su suerte a prueba de todo.
Claro está que esto de ir en grupo es un arma de doble filo, si la mayoría tiene éxito en la pesca entonces el tema se complica, hay que buscar otro tipo de excusas que funcionen para un individuo pero no para una mayoría y tan difícil se pone el asunto que ya no puedo ayudarlos, nunca me pasó eso, siempre que fui en grupos pesqué bien y si no lo hice ya no lo recuerdo.
En lo que no voy a explayarme demasiado es en hablar de cuando fracasamos en una salida solitaria, ir solo es muy aburrido, no se necesitan excusas.
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Héctor Gugliermo
@hosgug, excelente! muy buena tu conclusión del fracaso en tu actividad. Recuerdo las ultimas veces que fui a pescar y saque como 5 bagres que los comimos en un caldo, para mi ha sido una pesca muy productiva, mientras que para los profesionales con los que fui era insignificante. Saludos!
La pesca siempre es linda aunque no se pesque nada.
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La pesca es muy emocionante, así no se pesque mucho, siempree está la expect experto en espectativa o el suspenso de que un momento a otro se pescará un hermoso y robusto pez. No soy experto pero me encanta la pesca.
Jaja.
Diría que las personas solemos ser muy indulgentes con nosotros mismos , encontramos fácilmente razones o excusas para justificarnos o perdonarnos a nosotros mismos nuestros fracasos o imperfecciones, pero si se trata de juzgar el éxito del prójimo, seguramente seremos mucho más estrictos y críticos.