Me estoy convirtiendo en lectora fiel de tus publicaciones.@bert0. Los temas son siempre súper interesantes y mueven a la reflexión.

La sinceridad es una gran cualidad. Pero... efectivamente, desde la infancia se nos va canalizando a filtrar la verdad por condicionamientos que no podrían llamarse hipocresía (a veces) pero si ocultamiento de la verdad.

No se puede ir por ahí pregonando todo lo que se piensa, pues no a todos le interesa. Ser sinceros es pues un arte de decir la verdad sin necesidad de ofender. En el ejemplo propuesto, se puede informar a Jesús que el problema de mal aliento, puede provenir de técnicas inadecuadas de cepillado o bien puede ser incluso digestivo, dentro de una conversación amena, sin sarcasmo.

O bien cómo haría alguien a quien yo conozco, directo y sin anestesia: -Jesús se te olvidó cepillarte los dientes hoy.

Hay casos que no son tan drásticos y deberíamos evaluar que será lo más beneficioso, tanto para el sincero como para el receptor, decir una verdad o quedarse callado.