Lagrimas y humor | Mini-serie
No importa el país donde nos encontremos, el sentido del humor en todas las épocas de nuestra vida tiene algo en común. La infancia con inocencia y en la adolescencia se volvía más crudo. Cuando somos jóvenes hacemos un montón de bromas sin pensar en el prójimo. Cómo olvidar el golpe que recibiste por tu cumpleaños mientras todos se reían, claro todo era una simple "broma". Los insultos que te escribían con marcador permanente cuando te quedabas dormido en las pijamadas. O la vez que todos tus amigos se pusieron de acuerdo para hacerte quedar en ridículo frente a aquella chica de la tienda. Un humor ácido y gracioso. Uno que debemos controlar en la actualidad.
El que bromea se aguanta, pero no porque tú aguantes, los demás deben hacerlo soportarte. Continuamos con esta mini-serie. Porque el humor no respeta el tiempo, hoy vamos adaptar esta sugerencia con una ideología de los años 60. Evitemos discusiones o malentendidos. Amor y paz hermanos, vamos a reírnos juntos☮. Acompáñanos ;)
#EmeeseeseKnowledge
Accidentes donde el rojo está en todas partes: rostros, suelo y paredes. Solo había espacios donde se decoloraba por las lágrimas de los protagonistas. Una escena que ni George R. R. Martín se atrevería escribirla. Aun así, siempre habrá alguien con su celular haciendo un "en vivo" para Facebook en lugar de estar ayudando. Lo peor "me divierte" en la publicación. Sí, el humor en algunas partes del mundo está tocando fondo. Ahora ¿qué pasa si esas mismas personas tratan de "divertirse" con nosotros?
Aunque no lo queramos se burlarán, así que hay que aprender a manejar ese tipo de situaciones (claro, sin ser masoquistas). Para reírnos de nosotros mismos hace falta mucho trabajo emocional y autoconocimiento, aún más si es un tema que muy en el fondo nos toca fibras sensibles. Actualmente tal vez todos estemos en un diferente nivel, sin embargo, si algo tenemos en común es el cómo empezamos. Una imagen vale más que mil palabras:
Reírse, no burlarse
Todo es "jijiji-jajaja" hasta que empiezan a bromear con un defecto tuyo, pero no cualquiera, sí, ese que sabías nunca iban tocar por respeto. Las bromas terminan con un silencio fúnebre, ya que no sólo se ha muerto un chiste, sino que empieza a degenerarse una amistad completa. Se debe saber cuándo poner un alto.
Si bien, no a todos nos ofenden las mismas cosas (más en un mundo en dónde se empiezan a tomar como insultos palabras que deben ser tomadas como tal; simplemente palabras) sí es indispensable buscar el menor grado de ofensa posible. Aquí nos puede ayudar la analogía de la plancha:
Para saber si está lo suficientemente caliente para empezar a planchar acercamos la mano. En algunas ocasiones podemos tocar rápidamente la base con los dedos. Si no sentimos nada, podemos dejarlos más tiempo.
Lo mismo con el humor. Ir de poco en poco sin tratar de quemarnos, incluso habrá días en los que ni siquiera será posible acercar nuestra mano unos centímetros sin sentir que nos cocemos. Todo depende de la situación y la persona. Quitémonos de una vez por todas idea de que los demás nos tienen que aguantar, que si no se ríen de nuestro humor es porque son unos amargados y necesitan un poco de diversión en su vida.
No somos el centro del universo, tampoco del mundo, mucho menos de nuestro país y ni siquiera ocurra pensar eres el centro de tu ciudad. No lo somos, nadie. También debemos pensar en los demás a la hora de buscar una sonrisa. Vas a ver lo bien que te vas a sentir cuando todos se estén riendo de sus problemas, defectos o equivocaciones sin llegar a sentirse ofendidos.
Basta de consejos, tampoco soy un gurú en el humor, ni mucho menos alguien para dictarte cómo divertirte. Lo único importante aquí es el compartir esa diversión con los demás. No ser lo suficientemente egoístas como para sólo interesarnos en nuestra felicidad, todo a costa de los sentimientos ajenos. Respetemos.
Por lo pronto, es momento de conocer tu opinión:
- ¿Cuando han justificado sus insultos diciendo que estaban bromeando contigo?
- ¿Cuándo lo has hecho tú?
- ¿Qué harías para evitar caer en ofensas constantes?
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Hay personas que se pasan con bromas pesadas. Las bromas pesadas no me agradan, creo que a veces la gente se pasa de maracas.
Yo admiro a mis venezolanos, de todo pero literalmente de todo hacen una broma, le buscan la vuelta a las peores circunstancias y nos hacen sonreír, que creatividad más única y súper especial.
A veces cuando creo que nos abruman las circunstancias encuentro en los wasap o redes unos chistes que me hacen sonreír aunque nos estemos muriendo de disgusto por lo que está pasando en Venezuela.
@emeeseese agradecida con la vida que nos hace reir hasta sacar las lagrimas.
Saludos equipo. No es mi costumbre reirme de las calamidades de los demás porque aplico "no hagas lo que no te gusta que te hagan", me gusta reir de las bromas o chistes siempre y cuando no caigan en ofensas. No sabemos hasta qué punto herimos susceptibilidades.
Hay personas que no entienden las bromas, todo lo toman muy literal, hay que saber a quién hacerlas,y cuando.
jajjajajaj
Lo malo es que a la mayoría le gusta bromear pero no le gusta que le hagan la broma de vuelta y se termina enojando y ofendiendo haciéndonos sentir mal solo por el echo de bromear.
En más de una oportunidad me han dicho un insulto justificando que es una broma y la verdad esos comportamientos me hacen dar cuenta de con quien puedes y con quien no y desde ahí ya no pasa, si me lanzan la broma les digo que conmigo no porque luego no les gusta la respuesta.
Pero bueno ojalá todos pudieran entender que una una broma es solo eso y no el fin del mundo
Cuando de bromas se trata hay que tener sumo cuidado. Primero, porque no siempre se está de ánimo para las bromas así cómo lo dicen hay días de días. Un momento para justificarlas es cuando notas que no fue tomada de la mejor manera. Mejor prevenir que lamentar jajajaja.
Considero que las personas que les gusta bromear también deben aceptar cualquier tipo de broma. No tiene sentido que se molesten. Generalmente no acostumbro bromear con asuntos personales ni de enfermedad. Ya que hace muchos años hice una bromas sobe una gripe a un primo sin siquiera imaginarme que iba a morir de una simple gripe.
Le dije estas palabras burlándome delante de mi familia: " Un hombre tan grande como tú y le tiene miedo a una simple gripe, la gente no se muere de gripe, iras a ser el único.
Y mi primo a los dos días murió de un paro respiratorio por una gripe.
Todavía lo recuerdo y me da dolor.
Me hice la promesa de no volver a burlarme de nadie. Hago bromas sin tocar lo personal.
Un abrazo.
Estar contigo debe ser genial sé de tu sentido del humor y es genial...@mafalda2018. Esa anécdota es fuerte. Bueno pero cuidate esa gripe mami.
Me gusta reír junto a mis amigos, nunca reírme de ellos. Claro a veces muchos les gusta como me río y hacen de todo para que me ria de ellos. Pero ya es de mutuo acuerdo. Y es cierto el que más le gusta burlarse de los demás son bien fuertes cuando se disgustan por un juego algo pesado, o simplemente no le gusta.
A pesar que las personas al leer o apenas escucharme se rien, siempre me mantengo firme y les digo: " no me gusta juego con muchacho" pero se rien más.
Debo estar con un grupo de mucha confianza para hacer juegos o chistes. Tampoco que ando con los dientes pelados con todos. jahajhaajahajj¡ en serio!
De ofensas no se nada... Mis juegos o risas son de mutuo acuerdo. Solo tengo dos o tres personas con las cuales me juego hasta que lloro de la risa: mi esposo, mi hijo y conmigo.
Excelente tema y además, presentado en forma amena.
Las preguntas que dejan, muy buenas para mover a reflexión.