El Señor. Capítulo 3: Elizabeth Muñoz.
En la capital de Tailandia, Bangkok, vivía una familia de apellido Muñoz, estaba conformada por Katrina (la madre), Wilmer (el padre) y una niña de 8 años, llamada Elizabeth.
El padre trabajaba en la policía de ese país, en ese entonces, Wilmer se encontraba investigando un caso de narcotráfico, le habían mandado muchas cartas amenazando y advirtiéndole que no siguiera investigando porque sino, su familia iba a pagar las consecuencias.
Wilmer, no le hizo caso a esas cartas de amenaza y siguió investigando, llegó a conseguir fotos de el Señor y a conocer todos sus pasos, hasta que le pareció el momento de intervenir y organizar un operativo para atraparlo.
Se fue con su equipo para el sitio donde iba a estar el Señor y su equipo y él, rodearon al Señor y él iba a acercarse para capturarlo, cuando el equipo de Wilmer se le voltió y en vez de apuntar a el Señor, lo apuntaron a él.
El Señor, le dijo:
"Te dije que no siguieras investigando y no me hiciste caso, ahora por tu terquedad te voy a dejar sin hija."
Wilmer le contestó:
"Te voy a atrapar y te voy a buscar por todo el mundo, así sea lo último que haga."
El Señor, le indicó a sus hombres que se lo llevarán. Se lo llevaron, lo golpearon hasta perder el conocimiento y lo dejaron tirado en un basurero.
Ese día, Elizabeth estaba con su madre en su casa, cuando tocaron a la puerta. Katrina, abre la puerta y era el Señor con una sonrisa amplia, ella lo reconoce al instante y Katrina le cierra la puerta en la cara, cuando lo hace la sonrisa en la cara de él Señor desaparece y ordena a sus hombres a que entren y le traigan a la niña.
Katrina, luchó como pudo para proteger a su hija pero, eran muchos hombres y le ganaron. Recibió un golpe en la cabeza, que la derribo y en ese momento aprovecharon los hombres para llevarse a Elizabeth, que estaba escondida en el armario del cuarto de sus padres.
Katrina, tirada en el suelo sin poder levantarse, vió como se llevaban a su única hija mientras, esta lloraba y le daba puños y patadas, en vano, al hombre que la llevaba cargada.