Agacharse, cubrirse y sujetarse.

Vivo en Venezuela, un país medianamente sísmico, al norte de América del Sur. Hace apenas un par de días, un sismo fuerte sacudió el territorio. De acuerdo al Servicio Geológico de los Estados Unidos (U.S. Geological Service) el sismo ocurrió el 21 de agosto a las 17:31 con epicentro 30 km al norte de la localidad de Río Caribe, en el estado Sucre, e hipocentro o foco a 154.3 km de profundidad.

Todo esto en términos de las características del sismo significa lo siguiente. Su localización es debajo del fondo marino, es decir fue un maremoto, no un terremoto. Su profundidad se clasifica como intermedia, por lo cual no fue tan devastador como lo hubiese sido un sismo superficial de la misma magnitud, a pesar de ser el sismo de mayor magnitud en más de cien años. Esa es una gran suerte para nuestro país, ya sacudido por las penurias causadas por un gobierno autocrático y despiadado. Un sismo superficial de tal magnitud hubiese significado casi con seguridad, una tragedia de proporciones gigantescas, por los daños estructurales y pérdida de vidas humanas, pero este sólo produjo sustos y algunas grietas y caidas de objetos. La razón es que en un sismo superficial se mueven las fracturas cercanas a la superficie y en uno intermedio lo que se mueve es la zona de subducción, es decir la zona debajo de la corteza terrestre donde una placa submarina (en este caso la placa del Caribe) se mete debajo de una placa continental (la placa sudamericana).

Los sismos son fenómenos que se caracterizan por ser imprevistos, violentos y de corta duración. Aún así, para quienes viven esta experiencia, o más bien, sobreviven a ella, el tiempo se detiene, durante segundos interminables nuestra vida parece pender de un hilo, sólo pensamos en la posibilidad de que algo malo pueda suceder pues sentimos que nuestro mundo, aparentemente seguro, de repente es tan frágil que se puede desvanecer. Sin embargo, es importante que recordemos que existen normas importantes que cumplir en caso de sismo.

Los manuales de recomendaciones para la población en caso de sismo dividen las recomendaciones en tres momentos: antes, durante y después del sismo.

ANTES DEL SISMO, se refiere a medidas permanentes, pues se trata de un evento súbito, inesperado, por lo cual siempre debemos estar preparados. Algunas de las normas generales incluyen el tener un kit de primeros auxilios, agua potable, alimentos no perecederos, radio con pilas, linterna. Todo debe estar en un lugar accesible y conocido por todos en el hogar. También es importante que todos los miembros de la familia conozcan cómo cerrar el paso del agua, gas doméstico y corte de la electricidad, ubicación de las salidas de emergencia, extintores y mangueras de incendio de la edificación. Debe haber también un acuerdo sobre dónde y cómo reunirse en caso de ocurrir un evento sísmico y los miembros de la familia estés dispersos.

DURANTE EL SISMO se debe llevar a la práctica normas que pueden preservar nuestra vida y la de los que nos rodean. La primera norma nos indica mantener la calma e infundirla a los demás. Aunque pueda parecer difícil, es necesario, pues nos va a permitir cumplir con las demás recomendaciones y quizá sea la diferencia entre la vida y la muerte. Rápidamente hay que tomar conciencia de nuestra ubicación en el momento del sismo para entonces decidir cuál es el lugar idóneo para tomar la acción que se debe tomar mientras dura la sacudida y que se resume en tres comandos: agacharse, cubrirse y sujetarse.

Agacharse para mantener el equilibrio y reducir la posibilidad de ser golpeados por objetos o escombros. Cubrirse, dependiendo del lugar donde nos encontremos, simplemente colocando ambos brazos sobre la cabeza o colocándonos debajo de una mesa o escritorio. Sujetarse de las patas de una mesa o escritorio.

Esta simple acción nos protege de sufrir algún daño pues en la mayoría de los macrosismos los daños a personas ocurren por caída de objetos o por correr, así que es básico controlar el miedo y buscar protección rápidamente. Por otra parte, especialmente si estamos en un piso alto, debemos evitar caer en la tentación de bajar las escaleras durante un sismo, y hacerlo solamente una vez terminado el mismo. Considero que esta es la medida más importante a recordar por cualquier persona que, como yo, vive en un país donde pueden ocurrir sacudidas. Como educadora considero básico que nuestros alumnos conozcan y pongan en práctica las normas en caso de sismo. A los maestros que me leen los invito a leer dos artículos que publiqué en Steemit en el pasado:

DESPUÉS DEL SISMO, es importante seguir manteniendo una actitud de calma y abandonar la vivienda o el lugar donde nos encontremos y buscar un lugar abierto, como una plaza, un parque o un estacionamiento. Si el sismo ha sido fuerte, suele haber réplicas. Se debe salir vestido, con zapatos, nunca descalzo y cortar el gas doméstico y la electricidad para evitar incendios. Otras normas importantes son evitar congestionar las líneas telefónicas sin necesidad, alejarse de las costas, no tocar los cables eléctricos, etc.

Es posible que muchas personas no conozcan en detalle el conjunto de normas que se deben seguir en caso de sismo, por eso pienso que es tan importante recordar estas tres sencillas palabras: Agacharse, Cubrirse, Sujetarse. ¡Nos pueden salvar la vida!