¿Nuestras convicciones morales pueden soportar niveles crecientes de estrés?

Nos hemos encontrado en varios conflictos morales a través de nuestras vidas, así que probablemente este tipo de preguntas han estado en nuestra cabeza de alguna manera y más de una vez.

Bueno, déjame preguntarte: ¿Te has dado cuenta de que el paradigma prevaleciente se centra en el individuo sin analizar el entorno o la situación? Es más, el entorno es aceptado sin cuestionar las causas reales del desarrollo de tal situación.

Piense en ello, el comportamiento moral no es sólo acerca de nuestra propia esencia, comportamiento, familia, ingresos, educación, paternidad, intenciones personales u otros factores comúnmente discutidos sobre el carácter de una persona; este es un mito heredado de que hemos estado llevando miles de años.

He oído muchas veces esto: "¿Qué pasa si Dios pone las barreras en su vida? Bueno, tenemos que actuar moralmente"... Por supuesto, nuestra propia moralidad es el primer paso. Sin embargo, tendemos a aceptar las "barreras" como inmutables, divinas y fuera de la discusión.

Esta idea de que la moralidad sólo se basa en el comportamiento individual ignora la increíble presión que induce al estrés sobre una sociedad que se basa en sus miembros luchando unos con otros para sobrevivir. En tal situación, el comportamiento ético tiene una capacidad de expresión limitada o nula.

El principal problema no es que la gente no sea capaz de ser tolerante, compasiva, útil y respetuosa, es que el sistema socioeconómico no lo apoyará. De hecho, cuanto más ético seas, más probable es que fracases en el juego del comercio. Nuestro sistema económico no apoya la compasión humana sociológica. No ha sido diseñado para ello.