El alma, el jardín más bonito del ser.

Si lo dejas florecer, lo cultivas y cuidas, puede ser el jardín que más ilumine todo a su alrededor, aquél jardín que pueda guiar y ayudar a las demás almas, porque lo más bonito del universo es ser, y poder florecer.

Para lo que cabe destacar un escrito sobre Yoskhaz: “La naturaleza no da saltos; en la espiritualidad también se anda despacio. No hay atajos. Existe apenas el Camino. No es posible llegar al destino sin enfrentar toda la travesía. Ella te moldea y te prepara, y aunque también existe la indispensable solidaridad durante el recorrido, el Camino es solitario; nadie podrá hacerlo por ti. Las dificultades surgen en la exacta medida de las lecciones que nos son necesarias; aprovecha cada una de ellas. El Camino nos devuelve según la exacta medida de nuestros pasos, pues es sabio, justo, amoroso. Si a veces te parece riguroso, no lo dudes, son las necesarias correcciones de ruta, con la firmeza adecuada según la incomprensión del andariego. Un día serás un maestro, un maestro de ti mismo; todos lo serán, cada cual a su tiempo.”

Ésta foto fue tomada en uno de los lugares en los que más puedo florecer.