Desde la creación Dios concedió a su ángeles la libertad de escoger que camino seguir (Apocalipsis 12:12), (Judas 1,6), fueron ellos en los que se pudo ver el principio del libre albedrío y su desobediencia.

Dios nos da la libertad de elegir el camino o las acciones que deseamos tener, pero también nos advierte que de cualquier que hayamos elegido tendremos alguna consecuencia, puede que sea positiva o puede que sea negativa en nuestra vida.

Dios en su escritura nos invita a seguir su camino (Deuteronomio 30:19), (Jeremías 21:8), él nos señala la recompensa o las consecuencias que tendremos por nuestras decisiones, pues todo aquel que tiene obediencia a nuestro señor su camino será bendecido.

Dios también puede ponernos a prueba en nuestro libre albedrío pues hay quienes puede que sus decisiones sean favorables como hay que en otros no (Mateo 19:11) (Mateo 19:12), Dios como nuestro padre nos da nuestra libertad de elegir cómo deseamos vivir y como deseamos llevar nuestro camino, siempre que todo esto lo hagamos de manera honesta y decente ante los ojos de él (1 corintios 7:3).

En conclusión nuestro señor siempre estará presente en cada decisión que nosotros tengamos en nuestras vidas, la clave de que nuestro camino sea bendecido por él es que llevemos siempre su palabra al frente y que nunca olvidemos las recompensas que él tiene destinadas para cada uno de nosotros.