HABÍA caído la noche y el viejo Dalí recorría las calles de Bombay buscando a su nieta. Tenía que darle el globo prometido. No sabía cual le gustaría, así que llevaba de varios colores y formas: azules, rojos, con forma de animales. Recorría las calles en su bicicleta gastada. Todos lo conocían y al verlo negaban con la cabeza en señal de lástima. Pobre Dalí, muy senil, buscando a su nieta por toda Bombay; una nieta que no existe.