Cruzando suramerica parte 3: Un día eterno: La incertidumbre y la calma

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Mucho se decía esa primera noche en Colombia, pero nada tenía el peso de la certeza, más bien nos acompañaba un poco el miedo, la fe, la incertidumbre. Muchos de los que en el sitio se encontraban parecían simplemente esperar el momento en el que llegaría su bus, otra minoría se quejaba por lo que en la publicación anterior señalé, si había gente allí esperando desde hace un par de días, ¿cuando saldríamos nosotros? Aquí actuaba la fe para mi, cobijada en la situación de la señora Luz a quien su esposo la puso en contacto directo con Alirio y la empresa para que también hiciera el viaje con ellos, y confiando en el juicio del señor esposo de Luz cuyo nombre nunca supe, no creía capaz a un padre de mandar a toda su núcleo familiar, entre ellos sus hijos de 3 y 8 años en un viaje con una compañía de dudosa reputación.

Los rumores corrían de un lado a otro, entre ellos uno de los que tomó mucha fuerza fue el de un derrumbre producto de recientes lluvias lo que trajo como consecuencia el retraso de varios buses de diferentes líneas de transporte, había algo de verdad, sin embargo la realidad que atacaba a todas las agencias de viaje de ese primer poblado colombiano con el que nos encontrábamos era que la afluencia de personas esos últimos días realmente habían superado las expectativas, ocasionando un colapso en la gran mayoría de las empresas que allí prestaban sus servicios y a eso se le sumaba la irresponsabilidad de muchos por seguir ofreciendo boletos de viaje cuando de inmediato, no tenían unidades de transporte para que los compradores iniciaran su travesía, porque como yo, muchos otros compraban sus boletos engañados con la idea de que pocas horas después, bien sea de la madrugada o de la mañana, ya estaríamos despidiéndonos de las instalaciones de JMJM Viajes, falso.

Eso sí, luego de un par de horas esperanzados con la idea de salir en algún momento más tardar de la mañana nos sugirieron salir a las 4am para las instalaciones de la oficina de migración ya que teníamos el boleto en mano y así poder sellar la entrada a Colombia, según, debíamos estar saliendo en algún momento de la tarde, pero así como las esperanzas eran infundadas nuevamente terminaban siendo derribadas.

Intentando hacer guardias Jesús y yo dormimos al lado de otros muchachos que tuvieron la fortuna de tomar uno de los colchones que allí se repartieron, yo casi no dormí pendiente de nuestras pertenencias pero el pana fue vencido por el cansancio y desde temprano cayó en las manos de Morfeo, en algún momento de la noche comenzaron a llamar pasajeros, así que salí esperando estar entre el listado de afortunados, pero ¡nah! El grupo de hace un par de días se iba, llamaron igualmente a otro grupo de personas, a ellos la empresa le pagaría hospedaje en un pequeño hotel de un poblado llamado Villa del Rosario, ellos tuvieron este trato especial pues iniciarían su viaje en horas de la mañana, y nosotros, nada.

Poco antes de las 4am yo estaba ya despierto fastidiando a Jesús para ir a hacer la cola para sellar, cerca de nosotros también estaba Luz y compañía así que nos acompañamos algo quejumbrosos por la incomodidad, yo estaba conforme, pudo ser peor, es decir: Tuve comida, tomé café (no soy tomador de café pero igual), tuve techo y cantidades inacabables de agua, no gasté un centavo y mi mente desde que se enamoró de la idea de hacer el viaje por escalas se preparó mentalmente para situaciones similares a las que estaba viviendo en ese momento, el asunto es que el salir a las cola para el sellado de la entrada a Colombia me encuentro conque en efecto, pudo ser peor pues amigos, familias con niños pequeños y pare de contar estaban durmiendo en las calles de La Parada, algunos con carpas de playa, otros a la total interperie sobre su equipaje tratando de mantener lo más cálidos y protegidos posibles a los más pequeños de la familia, y sí, esa es la realidad, quizás hayan inmigrantes en situaciones peores pero el asunto es que muchos por buscar una mejor calidad de vida toman decisiones como estas, triste, pero cierto, lo cierto es que no somos quienes para juzgar a terceros, tan cierto como que la situación de nuestro país es tan desesperante que terminamos exponiéndonos de esta manera.


Continuando, entre bromas y café las horas pasaron volando, la fila era larga pero no tanto como cuando la estuvimos haciendo la tarde anterior y lo mejor, avanzaba rápido. El personal comenzó a trabajar a las 7:30 u 8:00am, no recuerdo, tal vez incluso a las 7:00am, ya se veía como el flujo de personas que al igual que el día  anterior, comenzaba a aumentar paulatinamente, el temor entre rumores dio inicio nuevamente porque según los trabajadores de la oficina de migración harían una serie de preguntas con las cuales muchos se han caído y finalmente no les han dado el añorado primer sello, pero una vez más diré que tal vez simplemente corrí con suerte pues lo más que me dijeron fue que querían ver mi pasaje, no preguntaron más, sellado y salí del sitio con Jesús, Luz y compañía.

En las instalaciones de JMJM tuvimos café, desayuno, más agua, jugo y más agua aún, además de más esperanzas de salir en algún momento de la tarde, de la noche, de algún momento, pasamos el día caminando cerca de las instalaciones de JMJM, comiendo algunas de las provisiones que trajimos para el viaje e hicimos un nuevo grupo de compañeros, así conocimos a Eneuri y José, ambos venían de Valencia y se conocieron camino a Colombia, ella tenía como destino final Santiago, pero luego se iría a Talca, él llegaría hasta Lima, Génesis quien también se dirigía hasta Santiago y Genaro que también llegaría a Lima, ya eramos  nueve personas acompañándonos, conversando y tratando en general de pasar el tiempo lo mejor posible en este viaje que empezó un poco complicado. Como yo era el único con señal telefónica venezolana intermitente (DIGITEL) prestaba de cuando en cuando a los panas el teléfono para que se comunicaran con sus familiares, así pasamos el día.


Cayendo la tarde inicia nuevamente el rumor de los próximos por salir, teníamos nuevos vecinos también, un grupo de personas que no dejaban de quejarse de las malas atenciones y servicios de la linea de viajes, trataba de mantenerme lo más alejado de ellos posible para no contaminarme con su mala vibra, después de todo a pesar de la adversidad yo me sentía bien y tranquilo, en algún momento de esa noche o mañana estaría saliendo. Rumores iban y venían de las bocas de ese grupo y de otros, no había nada claro, lo cierto es que la tensión era palpable, ¿alguien se iría esa noche? Seguro que sí, pero no nosotros y otros 40 o quizás más personas, el grupo que en la noche anterior se había hospedado en Villa del Rosario había salido en la mañana, otro grupo salió avanzada la tarde pero de todas maneras parecía que el volumen de personas en esa casita hacía lo contrario a disminuir, finalmente los encargados dieron la buena noticia, nos vamos de JMJM pero para Villa del Rosario ^o^. Bueno, no es que deseara irme para allá, pero salir de las instalaciones de la agencia era agradable, así nos fuimos Luz, su familia, Eneuri, Jesús, José y yo, Génesis y Genaro decidieron quedarse en La Parada para acompañar a otros conocidos.

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Guardamos el equipaje en un almacén junto a otras maletas y nos llevamos una pequeña camioneta a un hotel de 5 habitaciones, las demás personas convocadas esa noche también fueron repartidas a otros hoteles, Luz se fue a una habitación con su familia y Jesús, José, Eneuri y yo compartimos una, pero ya habíamos pasado mucho tiempo encerrados así que decidimos salir y conocer los alrededores, aunque no había mucho que ver, buscamos un sitio donde comer, así llegamos a un local llamado Hamburguesas Trino, de verdad, años sin comerme unas hamburguesas tan buenas, es más, seguí comiendo hamburguesas el resto del viaje (mi comida favorita) pero ninguna se acercó al nivel de aquella divinidad, y mis compañeros estuvieron de acuerdo.

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Luego de comernos esa buena papa nos fuimos al Parque de los Proceres, se sintió un poco la xenofobia hacia el venezolano entre comentarios de los que en las cercanías se encontraban, y puede que no sea para menos después de todo poco antes de salir pregunté sobre si la zona era segura y con disculpas anticipadas la recepcionista del hotel me comenta que si el poblado se ha vuelto inseguro ha sido gracias a los venezolanos que últimamente llegan en cantidades más grandes. En fin, la pequeña plaza o parque se encontraba realmente cerca del hotel, allí estuvimos como hasta las 2am conversando de tonterías y conociéndonos un poco más, luego de eso a dormir, el pronóstico aseguraba que nuestro viaje finalmente continuaría en algún momento del presente día.



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