EL “TICTAC” DE LA ECONOMIA DEL FUTURO

Cuando se establece una comparación de una cosa o asunto consigo mismo considerando el tiempo como punto clave de la acción comparativa, se debe tener en cuenta varios factores determinantes. Básicamente este conjunto de factores se concatenan y es así como se hace posible la comparación. Para proseguir en esta apertura de ideas que persiguen comparar a la economía consigo misma en el tiempo tomemos como ejemplo al reloj; usando un ejemplo como este nos permitirá más adelante dar una mejor explicación a lo que queremos llegar, que no es otra cosa que la de dar un enfoque comparativo entre la economía actual con la economía futura.

A pesar de que el objeto que hemos seleccionado, el reloj, guarda estrecha relación con el tiempo, queremos manifestar que no ha sido a propósito para tratar de darle más complejidad al tema; muy al contrario, más bien nos permitirá facilitar las cosas para cuando estemos adentrados en la materia que nos compete el presente escrito. Comparar un reloj antiguo con uno del presente nos permitirá analizar más a fondo lo que en esencia pretendemos hacer acá. Puede ser otra cosa, por ejemplo, el automóvil o el teléfono celular; pero preferimos el reloj ya que se ajusta a nuestro objetivo.

El reloj, como instrumento que sirve para medir el tiempo, fue inventado en la Antigüedad por los egipcios; ellos usaban una varilla vertical ajustada a un plano horizontal, de esta manera le dieron paso al reloj de sol. También fue inventado en el antiguo Egipto el reloj de agua. Inclusive en esa época se llegó a conocer el reloj de aire. Pero el que más está en la memoria de la humanidad es el reloj de sol, entonces podría decirse que el de sol es el padre de los relojes. Con el tiempo se fueron conociendo otros modelos de relojes, cada vez más perfeccionados; de esta manera se puede mencionar al reloj de arena, el de pesas y ruedas, y mucho tiempo después vendría el arquetipo del primer reloj construido sobre principios de mecánica, aproximadamente en el año de 1326. Y siguió y siguió avanzando el tiempo y la idea de ir perfeccionando al reloj nunca se le quito al hombre de su mente e ingenio. Llegar a crear al reloj que actualmente conocemos ha sido un arduo trabajo que ha llevado mucho tiempo, prácticamente con el único propósito de buscar “la mayor precisión posible” a la hora de medir el tiempo. Tanto así que en Estados Unidos durante el año 1999 fue puesto en marcha el reloj atómico, con el cual se ha podido conseguir la mayor precisión hasta ahora; es tan exacto que tiene un margen de error de solo un segundo cada 30 millones de años. ¿Cómo serán los relojes del futuro?

La economía aparece en la Antigüedad, específicamente en los tiempos de los grandes filósofos griegos: Platón y Aristóteles. Este último fue quien más abordó el tema económico, junto con un grupo de colaboradores, pensadores de la época, escribió un libro (Oeconomicus); allí planteó algunas distinciones relacionadas con el comercio, estableció diferencias entre el comercio lícito y el comercio incorrecto, sus tópicos sirvieron como base para establecer la ciencia económica. Para Aristóteles, economía es “la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran unos recursos o el empleo de los recursos existentes, con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas y los grupos humanos”.

Luego vino la Edad Media, con ella se obtuvieron notables avances en materia económica, durante este período de tiempo surgieron nuevas escuelas de pensamiento económico, como el mercantilismo. También se destacaron los estudiosos o pensadores de la época medieval, uno de ellos fue Nicolás de Oresme, que consideraba al comercio beneficioso y fuente lícita para la obtención de ganancias, pero lo subordinaba al interés del Estado y de los gobernantes, y a la moral. En relación con la moneda, este notable autor condenó la falsificación de la misma para la obtención de ganancias. Podemos darnos cuenta que lo que propuso Nicolás de Oresme de cierta manera aún está en vigencia hoy en día. También es de hacer notar las propuestas de otro prodigioso economista de origen árabe, nos referimos a Ibn Jaldún, cuyos tratados de economía son muchos; entre ellos debemos resaltar los siguientes aspectos: el trabajo y el valor, la demanda, el costo, los precios y su independencia, la riqueza como producto social y no individual, el dinero no como sinónimo de riqueza, las clases de ocupaciones, las fases del desarrollo económico, las relaciones de dependencia entre campo y ciudad, las artes y los oficios, la importancia del Estado dentro de la economía y las consecuencias de la falta de este, el lujo, necesidades naturales y normales. También consideró aspectos de finanzas públicas, como las tarifas de los impuestos, la distribución de estos, los gastos sociales de los servicios estatales, un gobierno como comprador de bienes y servicios, y los efectos de los gastos del Estado sobre el ingreso y las entradas de impuestos. Sin duda alguna un gran impulsor de las ideas de economía que se manejan en la actualidad.

Después llegó la Edad Moderna, trajo consigo varias Escuelas de pensamiento económico y se cubrió de muchos autores. Toda esta gama de conocimientos y saberes es lo que permite determinar a la economía como una ciencia social. Que se basa en tres grandes aspectos: 1) La extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios. 2) La forma o medios de satisfacer las necesidades humanas mediante recursos limitados. Y 3) La forma en la que las personas y sociedades sobreviven, prosperan y funcionan. Apoyada en estos 3 pilares se deduce que el fundamento que estudia es cómo se organiza una sociedad para producir sus medios de existencia que, distribuidos entre sus miembros y consumidos por ellos, permiten que la sociedad pueda producirlos de nuevo y así sucesivamente, proveyendo con ello, de una forma constantemente renovada, la base material para el conjunto de la reproducción de la sociedad en el tiempo. Más allá del enfoque en los procesos económicos (extracción, transformación, producción, distribución y consumo) el análisis económico se ha aplicado a negocios, finanzas, cuidado de salud y gobierno; esto último hace que la economía en cierta forma se parezca a un reloj en el sentido de buscar “la mayor precisión posible” a la hora de administrar eficaz y razonablemente los bienes y servicios, ya que de su accionar depende el desarrollo de los pueblos.

Entonces vemos como la economía guarda en si mucha relación con el mecanismo de un reloj preciso; pero en la economía el mecanismo es la política de estado que caracteriza a la nación que la ha puesto en marcha, guardando mucha relación en el juego de subordinarse al apoyo de otras naciones aliadas y a la de anteponerse a la desaprobación u oposición de naciones rivales que no estén de acuerdo con dicha política de estado. A simple vista se observa como la economía actual depende de un enfrentamiento, de un antagonismo que marca el “tictac económico” que distingue o caracteriza a un determinado país o estado. Por lo tanto la pregunta viene por añadidura, en aquellos países donde su economía no avanza por no contar con el apoyo partidario de un país amigo o ha sido golpeada por intervenciones de un país adversario, ¿valdría la pena continuar con ese modelo económico actual? La respuesta es muy simple, “no”.

El giro económico de 180 grados será imprescindible, se debe buscar otro modelo que marche a la vanguardia de las exigencias de la población para cubrir sus necesidades. Lo importante de todo esto es que ese nuevo prototipo económico ya lo tenemos a la vuelta de la esquina. Nació hace poco, nació para triunfar y hacer triunfar, se trata pues de la increíble pujanza que ha venido demostrado la poderosa DeepOnion y su fortalécete Comunidad. Todos los días aumentan las personas que depositan su confianza en esta Criptomoneda, también se ha visto que muchas naciones han puesto en marcha políticas de estado que permiten a sus habitantes incursionar en este novedoso mundo económico. Si seguimos hablando de las bondades y beneficios que ofrece DeepOnion se nos alargaría mucho el presente escrito. Dejamos pues a nuestros lectores la inquietud de indagar más sobre este maravilloso y novedoso mundo implica la búsqueda de una nueva economía que este a la altura de las dimensiones del siglo XXI y de los tiempos por venir. Una economía que tenga buena vibra, que haga oír con delicada armonía su progresivo “tictac”. Entonces: ¿Cuál será la economía del futuro”.