La biblioteca / Cuento (9 de 14)

in #cuento5 years ago


Fuente


9


Pero no se dejaba engañar: aquellos espectros cobrarían tangible carne si lo descubrían allí. Entonces pensó en la mula, perfectamente visible si cualquiera desviara la vista de las espaldas del compañero, o si a esta se le ocurría rebuznar. Desvió la mirada hacia la bestia: tenía los ojos cerrados. Al fin terminaron de pasar y se alejaron por el espeso bosque.
Mi abuelo tomó entonces la determinación de apartarse del camino. Eso le salvó la vida, aunque por otra parte lo sumió en un tiempo de tal desventura que en muchas ocasiones se vio deseando la seguridad del condenado al fusilamiento o, cuando menos, del que aguarda en prisión.
Por supuesto, no debemos tomarnos esto en forma literal; siempre trató de salvarse y aún en las mayores adversidades lo guiaba el deseo de volver a Trinidad y a la seguridad de sus negocios.
Durante la mañana avanzó con facilidad y a buen paso. No había camino, como ya he dicho, pero sí suficiente espacio para transitar con comodidad, y los árboles se elevaban formando una fresca sombra perenne. De la tierra cubierta de hojas caídas se elevaba un olor de hierbas aromáticas. El calor no era excesivo. Hacia el mediodía, lo supo por los reclamos que hacía su estómago, se detuvo para comer. Más carne seca y casabe, y unos tragos de agua para pasar tan melancólica
comida. Ató a la mula de un arbusto y se echó a la sombra de un jabillo. No se detuvo en lamentaciones: antes de recordar con nostalgia sus posesiones ya se había dormido.
Despertó una hora después y reinició su camino. A las dos horas el terreno comenzó a subir, a escarparse, al principio insensiblemente, y luego de manera cada vez más pronunciada. Cuando se vino a dar cuenta, estaba en una ladera cubierta de árboles delgados y altos que lo obligaban a cambios serpenteantes y extenuantes para la mula y para él mismo. Miró hacia atrás, o tal vez debería decir que miró hacia abajo, porque ya había alcanzado una considerable altura. Mi abuelo era apenas un jinete competente: regresar era imposible. Con seguridad se hubiese desbarrancado y allí habría acabado su huida. Así que continuó, poniendo el corazón en las patas de su bestia, esperando a cada segundo el fatídico paso en falso que lo pondría a rodar hasta terminar con el tronco partido de un árbol atravesándolo de parte a parte. Con un último jadeo doble –de él y de la mula– llegaron a lo alto de la loma, desnuda de árboles, como si un incendio la hubiera azotado mucho tiempo atrás.
Frente a sus ojos se abría un valle medio oculto por la niebla. Lo consoló que el descenso por ese lado parecía menos abrupto.
Cuando lo alcanzó la segunda noche de su fuga, ya se encontraba en las tierras bajas. Y ahora, mientras se preparaba para dormir en un sitio que había limpiado de hojas secas por temor a las culebras, se preguntó por primera vez hacia dónde estaba marchando. Recién entonces tuvo la
presencia de ánimo suficiente para confesarse que durante todo aquel día lo había guiado el miedo, sin darse oportunidad de fijarse en el camino y trazarse una ruta definida. Su única meta era alejarse de sus enemigos. Y tuvo que confesarse que no tenía idea de dónde se encontraba, sin
embargo, pensó, no podía ser demasiado lejos de la costa.
Reunió ramas pequeñas y encendió fuego con la yesca que tenía en sus alforjas y que en su vida anterior sólo le había servido para dar lumbre a sus tabacos. El alegre calor de las llamas le alegró el ánimo.
La mañana le trajo un descubrimiento agradable: se encontraba en medio de un pequeño bosque de aguacates. El desayuno de ese día fue una fiesta. A media mañana, un arroyo de aguas frías entre grandes piedras planas calmó la sed que comenzaba a ser un problema; también
llenó su cantimplora.


Gracias por la visita. Vuelvan cuando quieran.


Posted from my blog with SteemPress : http://rjguerra.vornix.blog/2019/06/04/la-biblioteca-cuento-9-de-14/

Coin Marketplace

STEEM 0.28
TRX 0.12
JST 0.032
BTC 61185.73
ETH 3012.54
USDT 1.00
SBD 3.84