Las Palmeras

in #cuento2 years ago (edited)

Capítulo II

La maestra le prometió a Juan, investigar en una enciclopedia para poder proporcionarle datos ás amplios y precisos. Quedó conmovida de la gran sensibilidad de su alumno, nunca se hubiera imaginado que a un niño le importara tanto, el destino de una palmera.

Esa tarde, Juan se reunió con sus amigos, les planteó el problema, algunos protestaron diciendo que preferían jugar, pero otros lo escucharon detenidamente, hasta que logró captar la atención de todos:

-Nosotros ya no somos umos niños inconscientes, vamos a la escuela y tenemos responsabilidades; no podemos permitir que venga cualquier persona y nos quite lo que es de todos, porque las palmeras son de todos nosotros, son del pueblo y son la alegría de nuestro Puerto. Si permitimos que nos hagan ésto ahora, será lo mismo que permitir que cuando seamos hombres, nos manejen la vida entera. Tenemos que luchar todos juntos, por eso quiero que levanten la mano, los que están dispuestos a hacer algo por nuestros derechos.

Todos los niños levantaron la mano, aunque algunos no entendían muy bien lo que Juan estaba hablando.

-Lo primero que tienen que hacer es hablar con sus familias, díganles, que no estamos dispuestos a permitir que quiten las palmeras del boulevard y que necesitamos su apoyo.

Esa noche Juan habló con su abuelo y le dijo lo que pensaba hacer:

  • Si es necesario una manifestación abuelo, la haremos, pero las palmeras se quedan en su lugar.

-No sueñes hijo, ya te dije que cuando los gobernantes toman decisiones, no hay nada que se pueda hacer, al pueblo no le hacen caso, sólo les interesa el voto de éste cuando llega el tiempo de las elecciones, es triste, pero es la realidad.

-No abuelo, yo estoy seguro que si el pueblo se une, nos van a escuchar.

El abuelo pensó que pronto se le pasaría a su nieto esta idea descabellada.

A la mañana siguiente Juan hizo lo que nunca hacía: fue a comprar el periódico y lo leyó antes de partir a la escuela y ahí se enteró que dentro de una semana comenzarían las obras de remodelación del boulevard. Corrió hacia su escuela y al llegar lo primero que hizo fue preguntar a su maestra, si le había conseguido la información acerca de las palmeras, su maestra le contestó que sí, que se la daría al terminar la clase y que quería hablar con él.

A Juan ese día de clases se le hizo eterno, no pudo concentrarse y sólo sintió alivio cuando sonó la campana de salida. Se quedó sentado en su pupitre, esperando a que el salón quedara vacío, para así poder hablar con su maestra, quien comenzó a hablar:

-Juan, tengo alguna información de importancia, estuve buscando en la enciclopedia y te va a sorprender quizá tanto como a mi, pero el término Palmera, no existe, parece que ésta es una palabra de uso popular, porque en realidad el término correcto es palma; escucha con atención, te voy a leer algunas anotaciones:

"Este nombre se aplica a numerosas especies de familias de las palmas y también se atribuye a diversos vegetales de las familias de las liliáceas y de las cicadáceas. Como la mayoría de estas plantas se cultivan para la industria textil o como ornamentales, no se le dá a su estudio, en muchas ocasiones, la importancia que merece. La familia de las palmas está representada en México por uno a nueve géneros que incluyen setenta y seis especies o variedades. El estudio de las palmas es de gran interés para la industria de los aceites vegetales. En ambas costas de México se cultiva la palma de coco (cocotero). La Palma Real es una planta originaria de Cuba, cultivada como ornamental en lugares cálidos o semicálidos, tiene el tronco ensanchado hacia la base, liso y anillado y las hojas grandes y elegantes".

-Hay muchas otras especies Juan, pero yo creo que nuestras palmeras podrían ser un injerto de palma de coco y de la palma real. Por otro lado quiero que sepas que estuve pensando mucho en lo que me dijiste ayer, hoy mismo compré el periódico y leí que piensan comenzar con la remodelación del boulevard la próxima semana.

-Sí maestra, yo tammbién lo leí.

-Mira Juan, me siento muy orgullosa de ti, al ver que te preocupas por nuestra naturaleza y, quiero que sepas que estoy dispuesta a ayudarte y apoyarte en todo para impedir que quiten las palmeras.

-¿De verdad maestra? ¿Está dispuesta a ayudarme?

-Claro que sí Juan; tenemos que organizarnos.

-Sí maestra, yo ayer hablé con mis amigos, ellos van a hablar con sus familias para que nos apoyen.

-Bueno, pues yo también quiero que hablemos ahora mismo con la directora y le expongamos la situación para que la escuela nos apoye también.

Así lo hicieron, fueron a la dirección y le explicaron a la directora todo lo acontecido y lo que ellos pensaban hacer.
La directora les dijo lo mismo que pensaba el abuelo de Juan: la idea era disparatada, si el municipio había tomado esa decisión, nada se podría hacer para cambiarla; además les recordó que era una escuela, donde el alumno tenía la obligación de aprender y el maestro la de enseñar. Tambiés les dijoque la escuela nunca antes estuvo involucrada en protestas de ninguna índole y no sería esta vez la excepción.

Maestra y alumno salieron de la escuela decepcionados, pero el niño se repuso y, preguntó a su maestra, si de todas formas estaba dispuesta a ayudarlo.

-No sé Juan, creo que podrían correrme y a ti expulsarte, quizá la directora tenga razón.

-De todas formas gracias maestra, yo seguiré adelante, hasta mañana señorita.

Juan comenzó a caminar, en eso escuchó la voz de su maestra que le decía:

Espera Juan, creo que bien vale la pena hacer la lucha, sobre todo, tratándose de una causa justa, el que no arriesga no gana.

Alumno y maestra se dieron un fuerte abrazo y se dirigieron a la casa de Juan, desde donde prepararían el plan de ataque.

Continuará......

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