CONCURSO CUENTACANCIONES "La habitación del pecado" (Canción: Chet Faker - I'm into you)

Cada noche volvemos de nuestro día a día, de cada vivencia con la que nos topamos al cumplir nuestras actividades diarias, y yo solo quiero volver a ser uno con ella, volver a enamorar a su piel.

Hoy me tocó llegar cansado, de mal humor porque simplemente la vida en mi país es terrible, cada vez más un aumento de sueldo que nos deja más pobres, las colas, el caos, la desidia, pero bueno, al menos estoy en casa.

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Al llegar las luces estaban apagadas como si no hubiera un alma dentro de la casa, inmediatamente al llegar levanté un poco la voz para llamar a mi pequeña, que según habíamos hablado antes de yo salir de mi trabajo se iba a quedar en la casa el día de hoy.

¡Amor, he llegado a la casa!

Pero al parecer no había nadie, así que subí a nuestra habitación, aunque antes de entrar noté algo extraño.

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Al parecer la puerta estaba entreabierta, me llamó la atención pero continué caminando hacia la habitación. En eso, veo una silueta entre las sábanas de la cama, era ella, durmiendo como un ángel, tan hermosa, tan tranquila.

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Me le acosté al lado, la abracé y le dije al oido:

Te amo, ya llegué

Apenas se movió e hizo un ruido que me hacía pensar que me escuchó, así que me quedé dormido abrazado a ella.

Algunas horas más tarde...

Tuve un mal sueño y desperté de golpe, casi jadeando por los nervios que me causó la pesadilla; al mirar frente a mi ella no estaba, me quedo un rato mirando hacia esa dirección pensando en que tal vez habrá ido al baño o algo, pero...

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Al voltear al otro lado de la cama, ella sin mediar palabras solo se lanzó sobre mi.

Comenzó a rasgar mi ropa como si estuviera poseída o controlada por algún animal, demonio, no sé cómo podría llamarlo, pero me encantaba. El haberla visto tan excitada me encendió a mi el doble y comenzamos ese juego de toma y dame entre nuestras sábanas, simplemente ya nos había ganado el instinto.

Nuestros cuerpos son perfectos entre si, pues encajamos como dos piezas que tienen aberturas que la otra complementa, por lo que cabemos completos en nuestro engranaje de placer.

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Podía nadar entre sus ojos que me veían y me pedían más, mucho más, me incitaban a avivar el fuego que nos consumía en esa habitación, la pasión era más fuerte, casi no podía soportarlo, quería vivir dentro de ella.

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Escuchaba mi canción favorita salir de su boca, podía sentir como reproducía entre sus ganas saciadas la música que siempre quería escuchar: sus ligeros y hermosos gemidos. Empezaba el momento a subir de nivel y comenzaba la violencia, nuestros latidos empezaban a subir de tempo y la sed empezaba a cegar nuestra cordura abriéndole paso a nuestro instinto más salvaje.

Mi lengua recorriendo su piel tan tibia, y esta habitación tan caliente que hasta el sol se derretiría en ella. Fuego inextinguible, fuego inigualable, fuego inefable.

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Así seguimos hasta que nuestras ganas no dieron para más, habíamos ganado en este juego de las ganas...

Habiendo terminado nuestro encuentro de gladiadores, en esa arena donde nos destruimos por varios minutos, pasamos de follar como demonios a dormir abrazados como ángeles; en ese momento pude darme cuenta de algo muy hermoso que estaba (está y estará) en mi vida.

No solo tenía quién supiera alegrarme la piel, también tenía quién pudiera tratar bien mi corazón, alegrar mi vida, alegrar mi razón.

Siempre querré volver a estar dentro de ella, ya sea en su corazón, ya sea en su piel.