Primer Concurso #cuatrocuentos: ¿Qué coño pasa aquí?- El sacrificio de Horacia

No es fácil para mí escribir cuentos de Ciencia-ficción. Sin embargo, la experiencia ha sido intensa e interesante. Esta es mi participación en el reto organizado por 4Cuentos. Les recomiendo seguir a @steemitficcion para que se enteren de sus proyectos y formen parte de ellos.

El sacrificio de Horacia

Rubi y Adriana eran una pareja de artistas talentosos: él se había hecho muy popular en el género de la música urbana, y ella, una pintora muy bien cotizada.
Su hija Celina era una trigueña de unos veinte años, con apariencia egipcia y mirada de pantera.
Estaban preparando su viaje a París. La idea era marcharse del pueblo donde habían vivido siempre, tratar de hacer una vida nueva, y luego esperar a que el tiempo hablara.
Ahora están en la cena de despedida, es el inicio de un frío noviembre, se acerca la noche, se aproxima la hora que han pronosticado para que el asteroide TB145 comience a ejercer su influencia sobre algunos puntos específicos de la tierra.


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Lo acompañan Wilins, un poeta romántico, flaco, extrovertido y con ojos de lince. Carlos y Sol, dos actores; él, un hombre rubio, muy alto, de barba desordenada, con ojos de perro. Ella, pelirroja, alta, elegante, con ojos de lechuza.
Ya Adriana había servido la comida para todos como era de costumbre. Iba a dar inicio al brindis cuando se percató que no tenían el vino.
—Rubi —dijo Adriana, mirando a su marido con reproche—. ¿No compraste el vino, lerdo?
Adriana era una mujer de pequeña estatura, morena, de pelo enmarañado y abundante, ojos castaños y mirada de culebra; aunque parecía de mal carácter, en realidad era divertida y amable.
—¿Qué vino? —preguntó Rubi, con tono de niño regañado—. Tú no me dijiste a mí que comprara vino.
Rubi era un hombre atlético, de pelo largo amarrado en una cola de caballo, trigueño, con ojos de oso; callado y depresivo.
—¡Dios mío, estoy cansada de esa memoria tuya! —dijo Adriana moviendo la cabeza en péndulo—. Bueno, tendrás que ir a comprar una botella de Valky; ese no es tan caro, y dicen que es de buena calidad.
—Está bien —respondió Rubi—. Iré primero a orinar y luego a comprar el Valky.
Cuando Rubi regresó del baño, Wilins le recitaba un poema a Adriana; Celina jugaba con Horacia, una gata mestiza que tenía con ellos muchos años; Carlos y Sol miraban el cuadro de "Las Meninas" que estaba en la sala.
— ¿De verdad vas a salir a comprar el vino? —dijo Sol—, volviéndose hacia Rubi.
—Sí —respondió él—. Enseguida regreso.
—Mejor no vayas —dijo Sol—. Hoy están cerrados todos los negocios. La gente tiene miedo por lo del cometa, el asteroide TB145.
Horacia gruñó, saltó de los brazos de Celina y se escondió debajo de la mesa.


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Celina preguntó entusiasmada por el tema.
— ¿Cómo es eso del TB145? —cuéntenme—. ¿Es verdad que puede destruir la tierra?
Carlos intervino, engolando la voz e imitando un tono profesoral, en el centro de la sala:
—La verdad, Celina, es que el TB145, el asteroide en forma de calavera, no pasará tan cerca de la tierra como para hacerle algún daño. Lo que pasa es que algunos, quizás con más imaginación que conocimiento, andan diciendo que puede producir una zona oscura, en momentos y lugares muy específicos; en esa zona de influencia podría tener el poder de dibujar una línea muy fina entre el mundo cuántico y el mundo real, y crear una especie de mundos paralelos.
—Muy bien, muy bien —gritó Wilins—, mucho asteroide, muchos mundos paralelos, pero nada de vino.
—Mejor no vayas, papá —dijo Celina—. Me da miedo.
—Tranquila, hija, no me va a pasar nada, aquí cerca vive la señora Faniska, ella vende vino de contrabando.
En un ratico estoy de regreso.
Carlos y Sol volvieron a contemplar el cuadro de "Las Meninas"; Wilins se acercó a Adriana. Horacia se fue sigilosamente tras Rubi.
Bailaba la gélida brisa, la noche estaba despejada, el cielo era una casita alumbrada, no habita nadie en las calles, el silencio cantaba. Rubi miró hacia el cielo:
Lo vio.


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—¡Allí va, el cometa! —dijo ahogadamente—. Su corazón se detuvo. Las luces del pueblo se apagaron y prendieron como relámpagos. Horacia emitió un sonido aterrador y huyó velozmente. Rubi trató de seguirla, pero se detuvo.
—¡Qué estúpido soy! —pensó—, me estoy dejando llevar por lo que dijo Carlos sobre el cometa.
Caminó dos cuadras y llegó hasta la casa de la señora Faniska. Estaba a punto de tocar el timbre cuando el sonido de una guitarra lo detuvo. Tocaban una canción de su autoría.
Se puso a escuchar, y sí, era su última composición, además era su voz la que cantaba.
Se asomó por la ventana procurando no ser visto.
Lo que miró lo hizo voltear rápidamente en un movimiento espasmódico. Cerró los ojos tratando de controlarse, los abrió lentamente y dijo en voz baja, sin atreverse a volver a ver por la ventana:
—Esto es producto de mi insomnio, las píldoras, la angustia del viaje… Esto no es posible, es mi imaginación.
Volvió a ver por la ventana y se quedó petrificado con sus ojos saltones, a punto de explotar, y el corazón en crisis.
Adentro estaba él tocando la guitarra y cantando. Celina tenía un aspecto varonil (con pequeños bigotes y pelo largo). Wilins y Adriana se besaban apasionadamente; Carlos y Sol estaban desnudos, acariciándose los genitales y contemplando a "Las Meninas", que ahora eran un cuadro vivo; las enanas estaban fuera del lienzo jugando metras en el piso; eran hermosísimas.
Retrocedió como un zombie, se sentó en la acera, y comenzó a llorar.
—Me estoy volviendo loco —repitió en varias oportunidades.
Estaba a punto de estallar en una crisis de pánico, cuando el rabo de Horacia lo sacó del shock emocional.
Horacia se lo quedó mirando, era una mirada dulce.
Rubi se tendió hacia atrás en el piso y se puso a Horacia en el pecho, luego le preguntó:
—Dime, ¿qué hago?
Horacia maulló suavemente, luego cerró los ojos como si se fuera a dormir y, de súbito, los abrió como dos luciérnagas gigantescas.
Rubi la miró y recordó las palabras de Carlos sobre el asteroide TB145.
—¿Será, entonces, que estoy en presencia de dos mundos paralelos? Y si es así, ¿Será que estoy atrapado en una zona oscura? Dime, Horacia, cómo salgo de este trance.
Horacia saltó de su pecho y caminó de regreso a la puerta de la casa de la señora Faniska. Se detuvo frente a la puerta y brincó hasta el alféizar de la ventana, dirigiendo su mirada a la sala.
Rubi la siguió. Los vio a todos, pero se habían tornado ancianos: él estaba en una vieja poltrona leyendo "El Conde de Monte Cristo"; Celina servía el postre y usaba un bastón, pero ya no tenía aspecto varonil; Horacia estaba echada en su alfombra de siempre. Todos los personajes de "Las Meninas" gritaban y bailaban al compás de la guitarra. Ahora el mismísimo Velázquez cantaba su canción. Carlos y Sol estaban sentados en el piso en posición de loto. Wilins y Adriana descansaban en un canapé tomados de la mano.
—Dios mío, qué hago –pensó Rubi–. Ya sé, entraré repentinamente y es posible que en el encuentro conmigo mismo, los mundos paralelos se disuelvan y todo vuela a la normalidad. No, no puedo hacer eso, he escuchado que el encuentro de dos seres en mundos paralelos es fatal para ellos.
Horacia volvió a maullar, parecía que adivinaba los momentos de crisis de su amo. Miró a Rubi con ternura y se echó a sus pies.
Rubi la tomó en sus brazos, sintió la tibieza de su cuerpo, abrió la puerta sin llamar la atención y la dejó entrar. Horacia caminó con elegancia hacia ella misma. La luz se apagó de nuevo por un instante. Afuera, la brisa giró en un remolino que elevó las hojas sobre los techos de las casas. En el cielo el asteroide brilló a punto de estallar, luego se fue atenuando, pulsando un lamento sideral. La luz regresó, y frente a Rubi estaba la señora Faniska, olorosa a incienso con su vaporosa bata blanca, mirándolo con sus ojos de cobaya, ofreciéndole la botella de vino.
—¿Me dijo, Valky, verdad, señor?
—Sí, señora, gracias —respondió Rubi.
Cuando Rubi entró con la botella a la casa, Wilins continuaba recitándole poemas a Adriana. Carlos tenía a Sol sentada en sus piernas. Celina corrió a su encuentro y le dijo:
—Papá, qué rápido regresaste, ¿no has visto a Horacia?
—No, no la he visto —respondió Rubi—, mientras le dirigía una mirada de odio a Wilins.
El cuadro de "Las Meninas" seguía colgado en la pared, pero ahora en el lugar del perro estaba una felina sonriente con ojos de luciérnaga.


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Si deseas incursionar en un mundo paralelo. Aquí están los detalles del concurso. Suerte para todos.

Sort:  

Excelente el esfuerzo @acostacazorla. 20 puntos. Suerte!

Que estupenda historia, interesante de principio a fin, muy a pesar de que usted diga que no se le dá muy bien este género, considero que lo hizo excelente, me encantó del comienzo hasta el final. Saludos y muchos exitos en el concurso.

Gracias por tu comentario, amiga. Ando a tientas con este género. Tus palabras me animan.

Demasiado bueno. Hacía tiempo que no me reía a carcajadas con un relato. En algún momento pensé que estaba leyendo el género equivocado. ¡Lo que hace conocer a los personajes!
Genial, de verdad.
Que esa mente creativa y conchambrosa siga pariendo relatos de humor y espanto.

Tu nota es un gran premio para mi,hermano.

¡Jajaja!¡Jajaja! @acostacazorla, te pasas, eres un genio. ¡Este cuento está buenísimo!

Gracias, @aurodivys. No te imaginas cómo disfruté escribiéndolo.

Me encanta que tu cuento haya ganado, querido @acostacazorla. Felicitaciones!!!

Me he reído como no tienes idea,@acostacazorla. Eres increíble inventando historias. Te abrazo y muchísima suerte.

Gracias, amiga mía. Aún estoy cansado por el viaje a ese mundo paralelo.

Genial y divertido @acostacazorla, una realidad paralela dentro de otra ¿Será que esa es la original y nosotros somos parte de alguna zona oscura? Mejor no averiguarlo. Un saludo.

Claro que sí. Vivimos en una zona oscura, y atacados a cada momento por el hampa. En un mundo paralelo entre laescasez y la falta de efectivo.

Qué éxito @acostacazorla, muy buena la historia y mejor aún tu imaginación en ese mundo paralelo donde se coló esa gente vale. ¿Los conoces? Jajajaj

¡Espeluznantemente exquisito! Me ha puesto los vellos de punta. Es un cuento fenomenal. El estilo es atrapante.

¡Excelente, maestro @acostacazorla! Su historia es interesantísima y bien llevada. Atrapó mi atención, cada referencia a los ojos: pantera, lince, culebra, oso, cobaya... Pero, definitivamente me hizo estallar de la risa, esto:

—No, no la he visto —respondió Rubi—, mientras le dirigía una mirada de odio a Wilins.

Ja,ja,ja...¡ Qué ingenioso!

El maluco de wilin y la adriana esa,ah?.

¡Buenísimo, @acostacazorla! Esa manera tuya de mezclar una cuestión tan grave, como lo que produciría el fulano asteroide, y los guiños al mundo real extratextual y el fino humor y la ironía hacen de este cuento un producto muy creativo. Genial lo de "Las Meninas" y el destino de Horacia: ¡qué final tan genial! ¡Mucha suerte en el concurso!

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