Entrevista a Juan Fernando Carpio: las criptomonedas y la escuela austríaca de economía

Las criptomonedas han generado esperanza para muchos defensores de la libertad y el gobierno limitado debido a su naturaleza descentralizada y la reducción de intermediarios. Más allá de los ideales, también han surgido análisis y debates teóricos para comprender su alcance.

Con el afán de conocer más sobre la perspectiva sobre las criptomonedas desde la escuela austríaca de economía, entrevisté a Juan Fernando Carpio, un amplio conocedor de ambos temas.

Carpio es académico asociado a la Universidad San Francisco de Quito y autor de 10 Lecciones de Economía —que puede obtenerse gratis visitando www.jfcarpio.com—. Se especializa en teoría e historia del progreso económico de la humanidad.

JFB: ¿Qué significan las criptomonedas para un economista de la escuela austríaca? ¿Hubo algún economista de esta tendencia que predijo su aparición?

JFC: Significan nada menos que la reinvención del dinero. Un orden mengeriano —dinero privado, sin curso forzoso u obligación de usarlo— en lo monetario. Nick Szabo, uno de los pioneros del tema y creador de Bitgold, es seguidor de la escuela de Menger.

Personalmente, creo que los austríacos en conjunto aún no reconocen enteramente lo que está sucediendo. Eso está cambiando rápidamente.

JFB: ¿De qué forma las criptomonedas podrían evitar el surgimiento de ciclos económicos?

JFC: Es imposible utilizarlas, al menos las descentralizadas, para inyectar falso ahorro en el sistema económico. Blockchain no permite un sistema de banca de «reserva fraccionaria». Es decir, no permite trucos contables que los banqueros bien conectados y gobiernos han usado desde los años 1600 para inflar dinero y crédito, crear burbujas, financiar guerras y robar solapadamente el poder adquisitivo de la gente. Se evitan tanto el Efecto Cantillón como el ciclo económico en sentido «austríaco» —la escuela, no el país—, que dependen de inflar dinero y crédito respectivamente.

JFB: ¿Cómo ayudan las criptomonedas a protegernos del fenómeno inflacionario?

JFC: Impiden la creación de dinero «piramidado», dado que blockchain impide transmitir valor inexistente. Es decir, por primera vez en la historia, el dinero y el libro contable son una y la misma cosa.

Eso impide que un banco reciba $100 en depósito —cuenta corriente— y preste $70 como si estuviera autorizado —ese es rol de la cuenta de ahorros— mientras tiene $30 de reserva, porque solo 3 de cada 10 personas piden su dinero a la vez. Donde habría solo $100 de ahorro real, los bancos desde el siglo XVII —última vez que existió banca honesta, con el Banco de Amsterdam— ahora generan la ilusión contable de que hay $170 o más. (¡Eso es apenas con un nivel de piramidación de depósitos!)

La burbuja colapsa cada cierto tiempo, y la mala inversión produce largas recesiones como la de la Gran Depresión o la actual Gran Recesión.

JFB: ¿Un Estado podría adoptar una criptodivisa como Bitcoin en lugar de una moneda fiat? ¿Qué representa esto para su economía y sus ciudadanos?

JFC: Ese país viviría un Renacimiento o Revolución Industrial. Nada menos que eso.

La importancia del dinero sano la explicó Ludwig von Mises en 1921, al enseñarnos que el socialismo (planificación central) no funciona, puesto que es imposible —no difícil, sino imposible— calcular costos de producción y asignar racionalmente los talentos y recursos sin mercados y dinero confiable.

Es decir, sin propiedad privada y sus productos libres, como el dinero confiable, es imposible coordinar una división del trabajo avanzada y que atienda a las familias, en lugar de dudosos objetivos del Estado o la nación.

JFB: Todo parece indicar que estamos a puertas de una grave crisis económica mundial. ¿De qué manera las criptodivisas podrían ayudar a superarla? ¿Cómo esperas que estas se comporten frente a una inminente devaluación de las principales monedas fiat del mundo?

JFC: Creo que ofrecerán una ruta de salida importante, incluso si solo se adoptan para el 20% de transacciones (mercados grises o informales). [Las criptomonedas] ya forman —y formarán—, cada vez más, unas redes del tamaño de países enteros; ese es el peor escenario. El mejor es que, en una crisis global, reemplacen para muchas más personas a las monedas fiat —creadas por decreto y no descubiertas en mercados—, así como el dólar reemplazó el sucre para los ecuatorianos.

Si agregamos todas las ventajas como smart contracts y billeteras inteligentes, nos encontraremos con que Bitcoin y otras criptomonedas descentralizadas son incluso mejores que el oro en algunos sentidos (no todos, la gente prefiere lo tangible para muchas cosas, y está bien). Esto devolverá el control financiero sobre sus vidas a millones de familias hoy devastadas por la inflación, con sus ahorros erosionados y salarios estancados resultantes en las últimas décadas.

De nuevo, la gente podrá planificar y crear capital cultural (el mundo luce un poco estancado o en declive en esto, ¿cierto?) y desde luego, capital físico —herramientas, computadores y robots propulsores de la productividad humana—.

El futuro es ciertamente brillante.

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