Me gusta mucho observar el entorno, no solo la naturaleza, el cielo, los árboles y las aves, sino que también me gusta prestar atención a las personas, conocer sus culturas, sus formas de ser, aquello que los mueve, en lo que creen…

Sé que a todos nos mueven cosas diferentes, no todos tenemos las mismas motivaciones ni las mismas ideas acerca de las cosas, y es que no todos estamos atravesando por las mismas experiencias, cada ser humano observa el mundo desde un ángulo único, cada uno a su vez es un ser único.

Así que por mucho tiempo he creído que lo que mueve nuestra vida son las motivaciones, pero si empiezo a ahondar, esto se puede convertir en un tema profundo y no es la idea en este momento, solo me bastará con decir que el problema con las motivaciones es que a veces no las tenemos claras si no nos conocemos a nosotros mismos, nuestros sueños, necesidades, y si lo que hacemos de verdad está acorde y en coherencia con ellos.

A veces tenemos una incoherencia con lo que pensamos que queremos y con lo que en realidad mueve nuestras acciones, me bastará por ahora con decir que ese ejercicio de sinceridad de conocernos a nosotros mismos, solo nos corresponde hacerlo a cada uno.

Las decisiones más certeras y que dirigen nuestros actos como una flecha al blanco, son aquellas en las que nuestros pensamientos, palabras y acciones están alineadas. También se puede decir que es cuando nuestra pasiones se sincronizan con nuestras acciones. Es allí cuando logramos obtener la constancia y consistencia necesarias para alcanzar las metas propuestas.

Con esta explicación entonces puedo decir que si tenemos muy clara cuál es nuestra meta, la disciplina es lo que nos hará alcanzarla…

Hay un amigo que desde que lo conozco habla de sus proyectos, empieza con mucho ánimo pero luego va dejando de lado el trabajo que implica hacer ese proyecto realidad. Es decir, empieza dedicando el tiempo pero se distrae y cuando ve hacia adelante el largo camino que le falta, me parece que pierde la motivación y lo escucho decir: “tal vez no lo alcance, bueno, tal vez mi idea sea buena para otros…”

Entonces le pregunto: ”¿Le estas dedicando tiempo cada día?”

Obviamente podemos imaginar cuál es la respuesta.

Entonces me pregunto, ¿Es en este punto cuando se hace realidad esto?: ”¿La disciplina es más importante que la motivación?”

Creo que quizá es algo radical decir que la disciplina es más importante… pero si solo estamos enfocados en la meta, si la vemos como algo lejano, es posible que perdamos las ganas. En este punto es importante preguntarse qué tan importante es nuestra meta para nosotros, y si estamos dispuestos a recorrer el camino, en todo caso, si estamos disfrutando el camino.

Creo que si perseguimos una meta solo por ella, sin disfrutar del camino, es posible que sea una meta sin alma, es decir, por ejemplo, si un médico quiere obtener su título solo para ganar mucho dinero, tal vez no haya en él, la vocación de sanar a los enfermos… obviamente esa meta le resultará pesada cuando se haga difícil.

He podido aprender que muchas de las cosas que hacemos en esta vida, incluyendo las cosas que nos gustan, las hacemos por fe, por confianza en el orden de las cosas. La madre que alimenta y da pecho a su bebe, tiene fe en que él será un gran hombre, aunque ahora no lo vea, pero ella lo protege y lo cuida incluso con su vida. Ella lo ama siendo un bebé, sin importar lo demás.

Otro amigo me decía: Nuestras pequeñas obras son nuestros bebés, un pequeño poema, un escrito, una fotografía, un dibujo, una tonada, una comida, un vestido, cualquier cosa que estamos aprendiendo a hacer, y que la hagamos con amor, con dedicación. Y como un bebé la alimentamos cada día…

Es como el ejemplo del cantante que quiere ser famoso… y se le pregunta: ¿Cantas para ser famoso o cantas porque te gusta? En ambos casos las motivaciones son muy diferentes y conducen a distintos caminos.

Lo que he podido comprender es que un largo camino merece ser andado con alegría y con pasión. A veces no tendremos ganas de caminar, pero seguimos porque es un camino que nos gusta, a veces vamos a ir más lento y otras más rápido, pero continuamos.

Entonces si no lo has hecho, encuentra tu pasión y síguela, trabaja en ella cada día, cuídala como a un bebé, con cariño, y ámala aunque aun sea muy pequeña y frágil, si la cultivas cada día, empezará a crecer y algún día será grande y fuerte, y te cobijará como un gran árbol, te alegrará y te hará sonreír con sus frutos.

Es importante que nos conozcamos, y sepamos que es lo que hace mover nuestro interior y hace latir nuestro corazón…

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las fotos son de mi autoría las tomé con un teléfono Samsung SM-A105M, y fueron editadas en Canva.}

@inspiracion