LA CONVIVENCIA EN LA CASA

LA CONVIVENCIA
EN LA CASA

La casa es la primera y mas importante escuela de convivencia. En ella se plantean los primeros conceptos de espacio, tolerancia y respeto que posteriormente van a caracterizar el comportamiento social y las actitudes de una persona.

La parábola bíblica de los dos cimientos, nos ilustra poéticamente acerca de los principios que mantienen unida a una familia. Estos principios son como los cimientos de una casa edificada sobre la roca, gracias a los cuales su estructura resiste los embates de las fuerzas de la naturaleza. Los miembros de las familias cuyos lazos de unión descansan sobre solidas bases morales y afectivas son solidarios y amorosos entre sí y luchan con entusiasmo y alegría para superar las dificultades de la vida y llevar una existencia honesta, en la que reinan la limpieza y el decoro en todos los aspectos. Otro es el destino de las familias de débiles cimientos morales en la que predominan el egoísmo, la desconsideración, la envidia, la falta de afecto y otros antivalores. Lejos de unirlas y engrandecerlas, la adversidad las enemista y las lleva a la desunión y a la ruina moral.

LOS DOS CIMIENTOS

(…) cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca.

Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayo, por que estaba fundada sobre roca.

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le comparare a un hombre insensato, que edifico su casa sobre la arena;
Y descendió lluvia, y vinieron ríos, soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; cayo, y fue grande su ruina.

Y cuando termino Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; por que les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (…)

LAZOS FAMILIARES

´´El vinculo que une a la familia no es de sangre sino de respeto y goce mutuos´´ RICHARD BACH

El primero de diciembre de 1965, las naciones unidas emitieron una resolución por medio de la cual declaraban que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Así, a la institución familiar le fue encomendada la reproducción de la especie y la formación del ser humano en el seno del hogar. A pesar de lo anterior, la familia nuclear, formada por el padre, la madre y los hijos, ha experimentado notables cambios en las ultimas décadas, debidos en su gran mayoría a las condiciones de vida generadas por la sociedad contemporánea, las cuales inciden en la forma de relacionarse de las personas.

¿DE QUE FAMILIA ERES?
Hoy son comunes, por ejemplo, los matrimonios separados, las madres solteras, las mujeres jefas de hogar, los hombres que crían solos a sus hijos, las parejas que viven junto con sus hijos en la casa de los padres de el o de ella, los abuelos que se hacen cargo de la educación de sus nietos y los hermanos mayores que deben cuidar y terminar de educar a sus hermanos menores, entre muchas otras clases de familias. No importa como este conformada nuestra familia, lo que cuenta de verdad es que en ella no falten el amor y la comprensión, la benevolencia y la tolerancia, la solidaridad y la fraternidad.

LOS DERECHOS Y DEBERES

De los padres
para con los hijos

• Establecer normas familiares claras y coherentes y no renunciar a ellas.
• Servirles de modelo de lo que es ser un buen ciudadano y una buena persona.
• Enseñarles a ser responsables con sus deberes.
• Imponer la disciplina de manera amorosa, justa y democrática.
• Dedicar todo el tiempo que sea posible a hablar con ellos en forma amistosa y espontanea.
• Respetarlos para que aprendan a respetar a los demás.
• Enseñarles a pedir disculpas cuando se equivoquen o hieran a otras personas.
• Habituarlos a realizar cotidianamente acciones simples de consideración y bondad hacia sus sentimientos.

De los hijos
para con los padres

• Permitirles acercarse como amigos y compartir con ellos toda clase de experiencias, pensamientos y sentimientos.
• Hacerles confidencias y pedirles consejos.
• Escuchar lo que tienen para decir y valorar su experiencia de la vida.
• No juzgarlos duramente ni verlos como personas anticuadas e incapaces de evolucionar y de cambiar.
• Ser atentos y considerados con ellos asistirlos cuando estén enfermos, no abandonarlos cuando estén viejos.

ACTOS QUE FAVORECEN LA CONVIVENCIA EN CASA

• Recordar que las normas de convivencia en casa nos atañen a todos por igual, tanto a los grandes como a los pequeños. Todos, y sobre todo los mayores, están llamados a dar ejemplo de su cumplimiento.
• Procurar mostrarnos afectuosos con nuestros hijos, padres, hermanos u otros seres queridos. Perder el temor a demostrarles nuestro cariño por medio de caricias y palabras amorosas.
• Dar los buenos días y las buenas noches e interesarse por el estado de salud de quienes viven con nosotros.
• Evitar despertar al levantarnos o acostarnos a la persona con quien compartimos nuestro cuarto.
• Al escuchar música o ver televisión, hacerlo sin interrumpir las actividades o el descanso de los demás.
• Ayudar a nuestros abuelos, bisabuelos u otros familiares de edad avanzada a subir y bajar las escaleras, levantarse y sentarse y otras acciones que se les dificulten o pongan en riesgo su salud.
• Dejar las cosas de que nos servimos en el mismo sitio en que las encontramos.
• Repartirnos los oficios domésticos de forma equitativa.
• Tender la cama todos los días y recoger la ropa sucia y el desorden del cuarto.
• Mantengamos la cocina siempre limpia por razones de salud y presentación.
• Al usar el baño, dejarlo tal como nos gustaría encontrarlo.
• Cuidar y tratar con delicadeza los enseres de la casa.
• Si ocupamos una vivienda alquilada, cuidarla como si fuera nuestra.
  LA CARIDAD EMPIEZA POR CASA

ACTOS QUE PERJUDICAN LA CONVIVENCIA EN CASA

• Salir sin despedirse ni informar a donde vamos ni a qué hora regresamos.
• Gritar, maldecir, dar portazos, tirar cosas, intimidar a quienes viven con nosotros cuando estamos de mal humor.
• Hacer desorden t suciedad y no molestarse en recoger ni en limpiar.
• Tratar con dureza y arrogancia a las personas que nos ayudan en el trabajo doméstico.
• No ofrecer ayuda cuando se ve a alguien de la casa muy atareado en alguna faena doméstica.
• Llevarse o prestar sin permiso las cosas de la casa.
• Actuar de manera grosera o descortés con los amigos de nuestros hijos, padres o hermanos cuando están de visita en la casa.
• Hacernos los desentendidos cuando un miembro de nuestra familia este enfermo.
• No prestar atención a quien nos habla por estar viendo televisión.
• Gastar toda el agua caliente de la ducha cuando todavía ha personas esperando bañarse.
• Despertar a gritos, tirones o golpes a los niños por la mañana para ir al colegio.
• Exagerar con el orden y el aseo hasta el punto de convertirnos en personas tercas, caprichosas, intolerantes e inflexibles.
  ´´LA FELICIDAD CRECE EN NUESTRO PROPIO HOGAR Y NO SE RECOGE EN LOS JARDINES DE LOS EXTRAÑOS´´

LOS CONFLICTOS DE TODOS LOS DIAS
Hablar de convivencia es también hablar de conflictos, puesto que los conflictos son inevitables en las relaciones humanas. El conflicto es un asunto cotidiano, que forma parte de nuestra vida de todos los días.

• Siempre, a diario, los seres humanos tenemos necesidades. Los conflictos se presentan entonces cuando encontramos dificultades para satisfacer nuestras necesidades, o cuando nuestros intereses no están de acuerdo con los intereses de otros. Un conflicto no es otra cosa que una diferencia entre dos partes.
• Algo tan vital, tan natural, tan lógico como el conflicto no puede ser un asunto negativo, ni dañino en sí mismo.
• Cuando un conflicto aparece nos vemos en la necesidad de escuchar y hablar, de buscar la mejor forma en que las necesidades de ambas partes puedan ser resueltas sin lesionar los intereses del otro y esto supone miles de estrategias para transformar el conflicto.
• Dentro de las muchas formas que existen para resolver un conflicto hay una opción muy poco creativa, destructiva y que anula al otro: la violencia. Lo malo no es entonces que existan los conflictos, lo malo es cuando acudimos a la violencia para resolverlos.
• La violencia no nos permite pensar, ni negociar, ni mucho menos crecer como seres humanos. En cambio, cuando resolvemos un conflicto sin violencia hacemos uso de nuestra creatividad e inteligencia y crecemos como seres humanos.